OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.

12/20/2010

BLACK SWAN

Publicado por Carolina Pardo Delgado |






Creo que es la primera vez que tengo un orgasmo intelectual después de ver un filme. Me había sucedido anteriormente con algunos libros particulares, de los cuales hablaré algún día, pero no hoy. Ciertamente no hoy.



Encontrar una joya como ésta en el cine Hollywoodense es verdaderamente inusual, tan inusual como es, que todavía no logro digerirla totalmente.





Y encontrar a un personaje como Nina en manos de un director como Darren Aronofsky me parece todavía más exquisito. Aronofsky abandera esa capacidad de elevar a un nivel profesamente artístico las tristezas más sublimes y las ansiedades más grotescas del ser humano.

Y es así como este director quien tuvo entre sus manos tanto el filme de culto, “Requiem for a dream”, como “The Wrestler”, nos ingresa en el mundo del ballet. Y nos muestra más que el glamour, más que la posible simpleza de ver una x cantidad de bailarines “saltar y dar piruetas”, nos invita a ir detrás del escenario, e ingresamos en la piel de la bailarina líder.

Y puede que la fragilidad de Nina (Natalie Portman) entorpezca la posibilidad de convertirse en el cisne negro, y su maestro, (Vicent Cassel) se lo señale de manera vehemente hasta crearle una psicosis profunda, y surja una relación de amor-odio entre ambos de la que le es muy difícil, sino imposible, desprenderse. Y puede que tanto el juego de la seducción de su maestro, como su obsesión de convertirse en la protagonista del cuerpo de ballet la lleven a sobrepasar la delgada línea entre la sanidad mental y las alucinaciones profundas.
La cualidad más excelsa del filme radica en las simbologías recurrentes. Comienza con la dirección de arte. Posicionando la dualidad del blanco y el negro, para representar a Odette y Odile, un lápiz labial rojo robado, necesario para entrar en el juego de la seducción, una urticaria en la piel, que refleja una transformación paulatina de Nina hacia el cisne negro, y otras más que no mencionaré.

Una aguda bifurcación emocional le espera a Nina, en que satisfacer tanto a si misma, como a su madre y el maestro, le presupone una excesiva confusión entre los dos lados de sí misma. El níveo y el oscuro. Porque representar los dos lados de la moneda para muchos de ustedes pueda representar un desafío y para otros, un simple despertar del ser.


La composición técnica brilla a través de cinema verité que habíamos visto en el sello de su director en “The Wrestler”, cámaras al hombro que persiguen tanto a Nina como al maestro, al cuerpo de ballet por doquier son necesarias para brindar una relación más intima con el espectador, va junto a una composición musical que no es amplia ni necesita serlo, porque precisamente se busca que la repetición del ballet ruso “El lago de los cisnes”, entre otras pocas reflejen la ansiedad de Nina por la búsqueda de la perfección de su rol.

Un thriller psicosexual que contagia la exquisita agonía que su personaje principal experimenta, y que va in crescendo conforme va avanzando el tiempo a través de la lente de Aronofsky. Con actuaciones soberbias de Vicent Cassel y Portman, encontramos a Cassel con un personaje de una gran riqueza exploratoria, y lo apreciamos como una máscara de mil colores, porque parece que no le tomara esfuerzo convertirse en un despiadado y seductor irresistible maestro en cuestión de segundos.

Es muy probable que arrastre con los globos de Oro, igualmente esperemos que llegue a los Oscares, que de seguro así será.

Escena para no perderse: Absolutamente todas. Especial mención para la conversión de Nina hacia el cisne negro.

Mi recomendación: No se pierda de esta exquisita pieza de arte.

12/17/2010

THE AMERICAN

Publicado por Carolina Pardo Delgado |


“Dios no está interesado en mi, Padre”.


Muy pocas veces he tenido la oportunidad de conocer al tipo de hombre huraño, solitario, egocéntrico y reservado, y he sentido una conexión instantánea, pura y casi que enfermiza. Como si encontrara una reencarnación de James Dean en “Rebelde sin Causa” o un Kevin Spacey en “Belleza Americana” –su soledad era interna-.

Sin duda porque la soledad coloca a prueba los momentos más difíciles del ser. Sin duda, porque ésta alimenta el llamado de una intelectualidad más firme y consagrada.


Sin duda George Clooney también conoce el impacto que este tipo de personalidad genera en la posibilidad de relatar historias con gran profundidad. Ya lo habíamos visto en “Up in the air” y esta vez buscando quizás abrirse campo entre los guiones absurdos de Hollywood que por momentos rayan en la repetición absurda y continua que buscan engañar al espectador común, Clooney decide embarcarse en una historia que sabe más a Europa, donde le da alas a su personaje para encontrar en un cura y una prostituta la posibilidad de redimirse y rebelarse contra el sistema del que hasta el momento era partícipe. El crimen organizado internacional.

Y reconocemos a Italia, y puede que exista cierta evocación a clásicos como “El Padrino”, donde el personaje principal encuentra el amor quien a pesar de ejercer la profesión más vieja del mundo, se reconoce como una mujer suave y sumisa italiana protagonista recurrente de ciertas escenas de sexo explícito que no molestan.


Un thriller psicológico con escenas tan pausadas que por momentos invitan al aburrimiento total, con ausencia de acción externa, pero, -como sucede en estos casos-, con acciones internas que nos invitan a conocer al personaje principal, si no por lo menos a quererlo, a sentir una arraigada compasión por un despiadado asesino en el ocaso de su vida que busca finalmente la redención.

Un filme que no será altamente valorado por el común espectador, que seguramente se perderá en el olvido porque no ofrece nada más que la posibilidad de mostrar un aspecto más rudo e introspectivo en la actuación de Clooney. Confirmándose como el tipo de selección de historias cuando un actor quiere manifestarle a su público “Yo soy más que un galán”.


Escena para no perderse: El clímax de la historia.


Mi recomendación: Si a usted no le agradan las películas con una lentitud que raya en lo absurdo, ésta no es su opción.

12/15/2010

CHLOE o Amanda Syfried Gone Wild

Publicado por Carolina Pardo Delgado |





Hay obsesiones sanas y hay enfermizas. He experimentado ambas, y después de mucho tiempo decidí quedarme con las primeras.




Hace unos meses tuve un pequeño debate acerca de la palabra Obsesión. Yo aclaraba que era mi palabra favorita y que precisamente mi obsesión mayor era el cine, entre otras que no cabe mencionar en este momento. Alguien me debatía con cierta vehemencia que logró molestarme, que dichas obsesiones siempre venían con un tinte negativo. Ninguno de los dos logró ganarla.

Pienso que el género de thriller sexual cuando llegó “Chloe” ya había presentado todo lo que había que ver. Alguien se obsesiona por otro, todo va bien al principio, luego no y todo empeora al final.


Si bien este filme muestra unas líneas argumentales novedosas como el lado lésbico obsesivo, no logra convencer del todo. Y tendría que confirmar que uno de los elementos para que no funcione es su protagonista principal, Amanda Syfried. A pesar de un estilo directivo de Atom Egoyan que se concentra profundamente en el erotismo, Syfried no parece llegar al punto necesario para ser considerada “la mala” del filme.


Me había animado desde que había observado su lado convincente, suave y tierno en “Cartas a Julieta”, pero presentarse al lado de grandes como Julianne Moore y Liam Neeson, puede representar un desafío muy exigente del que es difícil salir airosa. Ni siquiera toda la desnudez que mostró para este rol pudo salvarla.

Ahora, habría que ver que tan necesarias son las escenas de sexo explícito para este thriller. ¿Es que acaso Egoyan no confiaba la suficiente en el talento de su actriz principal que la hizo desvestirse durante casi todo el filme?


Es cierto que para los amantes del erotismo puro ésta será una exaltación clímax de los sentidos, donde el juego de un posible trío de personajes (Syfried, Neeson y Moore) que destila sexualidad a flor de piel dejará boquiabierto a más de uno. Egoyan logra llegar a este nivel con gran exquisitez. A pesar de este punto a su favor, el guión decae en repetirse a sí mismo invariablemente entre citas en el café, en el restaurante, sin ofrecer nada más allá de lo que no se había visto antes, aparte de fuertes escenas lésbicas y un punto de giro efectivo, cabe aclarar.


Sinopsis extractada: Catherine (Julianne Moore), una ginecóloga de éxito que lleva una vida acomodada, aunque monótona, junto a su marido David (Liam Neeson) y su hijo Michael (Max Thieriot), comienza a tener sospechas de que David la engaña. Tras conocer casualmente a Chloe (Amanda Seyfried), una joven y bella prostituta de lujo, decide contratarla para que seduzca a su marido y poner a prueba su fidelidad. Pero los relatos de los encuentros de Chloe con David no sólo prenden en Catherine la mecha de los celos, sino también una serie de deseos ocultos que la desconciertan. Atrapada en una telaraña de pasiones y sentimientos encontrados, Catherine descubrirá que en el peligroso juego de seducción de Chloe toda su familia está implicada.


Un Neeson, casi ausente, y Moore que repite roles de mujer abstraída y engañada, no lograron llenar mis expectativas para este filme a pesar de sus altas pretensiones sexuales.

Escena para no perderse: El punto de giro.

Mi recomendación: Por su alto contenido explícito sexual no llevar menores de edad. Alquílela en la comodidad de su hogar.

12/09/2010

POPE JOAN

Publicado por Carolina Pardo Delgado |





La historia reclama haber tenido una mujer Papa. Tal confesión demanda un poder llamativo muy fuerte para mi. Una mujer ha alcanzado el más alto grado supremo al que puede aspirar un hombre en la carrera religiosa. Ahora no estaría de más preguntar si realmente existió o si ha sido producto de una imaginación frustrada de alguien.



El ascenso al poder de esta mujer se erigió a través de los años como una leyenda que no ha sido del todo confirmada. Donna Woolfolk, una escritora estadounidense se dio a la tarea de realizar un libro acerca de la misteriosa entrada de dicha mujer a esta sagrada posición.
No entrar en disquisiciones religiosas de ningún tipo es lo que debería proponerme firmemente, pero no es lo que hoy deseo. Tener una formación católica ha influido en que encuentre interesante este tipo de historias, aunque confieso no ser una ávida de lectora de la Biblia, sus preceptos viajan conmigo desde la niñez.

Mi profunda concepción de la religión católica y sus preceptos han sido resquebrajados por particulares en diferentes instancias, entre ellos escritores como Saramago con su obra “Caín” y Dan Brown, que a partir del “Código Da Vinci” –entre otros- relata como María Magdalena era la principal heredera de la iglesia católica. Reflexionar los cambios que dicha institución hubiese sufrido en caso de que una mujer fuera la líder, representarían toda una magia herética para el mundo.

Este es un filme que mantiene todas las claves perfectas para que pueda funcionar: una actriz prácticamente desconocida para Hollywood en el rol principal, un guión que evoluciona a medida que avanza la historia, un director alemán Sonke Wortman, puntos de giro que llaman la atención instantánea del espectador. 180 minutos que se pasan volando por el mantenimiento de una línea directiva no muy fuerte, ni muy oscura, que simplemente busca relatar una historia bien contada.




La misma casa productora del éxito de la gran novela de Umberto Eco, “El nombre de la Rosa”, se embarca en esta historia donde una mujer es llevada al trono del sumo pontífice de la tierra disfrazándose de hombre. Es relevante recalcar que en el siglo nueve a las mujeres les era prohibido aprehender alguna clase de conocimiento. Se decía que era “antinatural” y que se les “encogía el útero” y no podrían generar una descendencia.


Si no puedo aducir un ensamblaje actoral perfecto, por lo menos se asevera que la actuación principal es magistralmente llevada a cabo por Johanna Wokalek una alemana con rasgos claramente andróginos, seleccionada después de que Franka Potente declinara el rol. El resto de actuaciones le hacen el contrapeso, y aunque no representan una igualdad, por lo menos no le restan importancia a la principal.




La importancia de este film, más allá de toda concepción técnica, (la cual es igualmente brillante) reside en señalar los posibles espacios con minucias heréticas que los historiadores buscan ocultar a toda costa. ¿Qué tal si esta leyenda tuvo algo de real y dicha mujer fue eliminada del libro? ¿Será posible en un futuro la inclusión de una Papisa en la religión católica? ¿Qué pensaría el papado de todo esto?

Escena para no perderse: Los primeros años de vida de la Papisa Juana.

Mi recomendación: Para mayor esclarecimiento de esta historia busque la leyenda con anticipación y así podrá comprender la importancia de su línea argumental.




No soy fan de Woody Allen, nunca lo he sido. Esto no hace parte de una manera de juzgarlo, porque en realidad lo que hace o deja de hacer un artista en su vida personal no merece ser relacionado de manera negativa a su producción intelectual.


La verdad sea dicha. No me gusta ese hombre pequeño con cabellos desordenados que siempre parece atropellar palabras una tras otra cuando se expresa. Creo que se encuentra en un estado absurdo de negación del otro cuando lo hace. Como si solo quisiera darse a entender a sí mismo.


Así que la única manera en la que pueda enfrentarme a sus producciones es a través de sus actores. Si un actor de sus obras me llama la atención, ahí mismo voy corriendo a verlo.
Esta vez tenía un nombre. Naomi Watts. La mujer a la que le han robado el Oscar infinidades de veces.

En los círculos de Hollywood más selectos, ser una musa del Sr Allen es casi como ser una musa de Almódovar en España, la mujer escogida se convierte automáticamente en un preciado “objeto del deseo”, cual revista Vogue.

Sin más preámbulos y más chistes, este filme me parece un fiasco completo. Es aburrida, lineal, predecible y vacía. Con ausencia de puntos de giros que puedan maravillar al espectador más allá de lo común.

Una historia de dos matrimonios que se funden en vacíos y deciden que encontrar una nueva pareja es la solución a sus problemas, pareciera que pueda dar para tela de donde cortar, pero al final nos quedamos con ganas de encontrar algo más allá que lo que observamos en todas las telenovelas. Una profunda desazón y desconcierto.

El final es inconcluso. Creo que es una marca de su director, aún así, esta vez parece que le faltaron rollos por filmar, porque el filme le quedó por la mitad.

Puntos como la narración omnisciente de siempre, excelente elección de casting –que termina desaprovechando con Sir Anthony Hopkins, Josh Broslin Y Watts-, su infaltable humor negro y la elección de un color único – mi amado rojo- para vestir a su musa una y otra vez, convierten este filme sino en aceptable, un visionado que se puede dejar para un domingo en la tarde, cuando ya no haya más nada que ver.

Escena para no perderse: No hay.
Mi recomendación: Si quiere ver algo de Woody Allen, busque “Match Point” y no se arrepentirá.





Si usted no tiene idea de que es Espectro Patronum, Petrificus Totales, Sectusempra o Adava Kedabra, ni para que sirven; tampoco tiene idea quien carajos es Dumbledore o Dolores Umbridge, mejor ni se acerque a ver la primera parte de esta septalogía porque quedará frio y no precisamente por el aire acondicionado de la sala.



Si a usted le da pena que lo vean en una sala en la que se va a observar al pequeño mago que vimos crecer y que ahora ni es pequeño, pero sigue siendo mago, no se preocupe de lo que piensen los demás, porque de vez en cuando hay que dar rienda suelta a la imaginación y poder creer que existe un mundo de magia alterno al mundanal actual y que el resto somos Muggles (personas que no tenemos conocimiento de magia).

Creo que la magia alguna vez nos pasó por la cabeza en la niñez, algunos querían volar como Superman –y no lo lograron-, y hay quienes como yo, soñaban con ser brujas en vez de princesas. Y soñaban con castillos mientras yo dormía al lado de un VHS y un libro de “Cómo leer el Tarot”.


Todos vimos crecer a Harry Potter y sus amigos durante estos años, yo los vi crecer en dos días gracias a una maratón, y mientras me introducía en ese mundo me preguntaba acerca de la genialidad de J.K Rowling, y que clase de mente se necesita para crear siete libros con una descripción detallada de tantos elementos que rayan en lo absurdo. Definitivamente quisiera conversar con la autora para saber que es lo que tiene en la cabeza.



En resumen, el ensamble actoral es perfecto, encabezado por la mística perfección del personaje de Voldemort interpretado por Ralph Phiennes, quien puede trasladarse de ser un amante turbado –como lo referenciamos comúnmente- hasta llegar a ser un malvado señor de la oscuridad con una precisión tan genial que raya en la perfección. De aquí en adelante las brillantes actuaciones de Radcliffe y de la siempre oscura, una de mis favoritas, Helena Boham Carter, a quien reconocemos además de su gusto por estas interpretaciones que se salen de lo común, por ser compañera sentimental de Tim Burton.

Esta versión viene sin la mítica escuela de Hogwartz, lo cual le brinda un carácter más libre a la narración, además del comienzo de etapa de adultez de Potter le brinda un mejor sabor y una mayor fluidez a ésta, además de que cuando el espectador ya llega a ver la séptima versión se encuentra tan enamorado de los personajes que es más fácil para él comprender sus acciones.





La dirección de arte es elevada a su máxima expresión con la oscuridad a la que nos tiene acostumbrados Andrew Ackland quien ha coloreado la imagen desde la primera versión de esta septalogía hasta el momento. De igual forma David Yates, su director general, hace un excelente trabajo al madurar la adaptación de la obra en las últimas cuatro versiones.


Este será un filme entretenido para el espectador desprevenido y para el fan acérrimo será una hermosa transición hacia la destrucción de Lord Voldemort, porque según la profecía, alguno de los dos deberá perecer al final, y como Rowling acabe a Potter se las verá mal con un montón de gente. Un filme que nos sigue demostrando la importancia de un mentor en tiempos tan oscuros como los actuales.


Escena para no perderse: La destrucción del tercer Horrocruz. Y todas donde aparece Voldermort.


Mi recomendación: Si ya se ha visto las anteriores sabrá que la duración es de promedio más de dos horas de cada versión, así que haga el paso por el baño antes de ingresar a la sala.



Dicen por ahí que entre más “amigos” tenemos en Facebook menos poseemos en la que denominamos como “vida real”.


Desde que vi el anuncio de este filme supe que debía concentrarme en la historia de una página que ha absorbido muchas horas de mi vida. Lo confieso. He dejado el cigarrillo, renuncié a Formspring y Twitter, pero me es imposible dejar Facebook. Gracias Mark Zuckerberg, You Fucked my life!!!


Es interesante el inicio de este filme que da a entender que esta página comienza por la necesidad absurda que tenemos los seres humanos, las que denominamos las tres A’s: atención, aceptación, aprobación. Presentamos una lucha interna por ser escuchados, cuando no tenemos nada que hacer o nadie con quien hablar –físicamente-, recurrimos a una página en la que en la que nos reunimos varios seres que conocemos una vez en la vida y que probablemente no volveremos a ver.
Necesitamos que sepan de nosotros. Y este es el comienzo de Zuckerberg, a quien su elevado coeficiente intelectual le conduce a ser el multimillonario más joven de la historia, pero a quien al mismo tiempo su pobre inteligencia emocional no le proporciona lo necesario para ser ingresado en una fraternidad o club social en la Universidad de Harvard.


Y otra vez entra a debatir esta discusión por la inteligencia emocional y la racional. Un “cerebrito” de Harvard crea una red social. Y al final de no ser aceptado dentro de clubes crea una red de más de 500 millones de amigos. Dime, Daniel Goleman, ¿que pasó aquí?


Grosso modo, David Fincher, quien nos ha acostumbrado a lados oscuros del ser humano –los más divertidos y a la vez complejos de explorar-, en filmes como el Club de la Pelea, Seven, Zodiac, maneja de manera excelsa una línea argumental muy simple que si hubiese sido tomada por otro director con menos atención hacia lo humano, la habría destrozado completamente.
Además del manejo de la línea argumental, sumada a una composición musical de Trent Reznor muy selecta, que pareciera que es casi invisible, pero que le añade cierto sabor oscuro a la cinta, se destaca el ensamblaje actoral.


Excelentes interpretaciones, liderada por el brillante casting de Jesse Eisenberg, -Zombieland-, en el personaje principal que físicamente es muy parecido al original Zuckerberg, tanto en la expresión oral como en la corporal.


Un perfecto filme que tendrá muchos adeptos para tanto los militantes como los detractores de las redes sociales, mientras Fincher se anota varios puntos rasgando no solo la superficie sino uno de las tramas más atrayentes en medio del siglo XXI: cómo volvernos más sociales sin volvernos asociales. Uno de los grandes conceptos que parece resurgir una vez más desde que el filósofo canadiense Marshall McLuhan lo pronosticara en el concepto de Aldea Global.


Un filme que más que mostrar el nacimiento de una red social señala de manera cruda como la ambición llega a límites imaginables, y como lo que comienza como una idea sencilla llegó a reportar una fortuna para el joven Zuckerberg.


Escena para no perderse: la primera donde el personaje principal manifiesta la razón que lo motiva a crear Facebook.


Mi recomendación: La película puede ser algo extensa para quienes no están acostumbrados a las biografías. Así que limítese a disfrutar los diálogos y los personajes.

11/13/2010

I'M STILL HERE

Publicado por Carolina Pardo Delgado |



No soy muy amiga de los documentales, a pesar de que existe una línea muy delgada entre la realidad y la ficción.


No obstante, era imposible para mi no ver un relato visual de los aconteceres de la vida de mi actor favorito, -después que decidiera alejarse de las cámaras de manera definitiva-, Joaquin Phoenix, a quien tengo el placer de observar desde hace alrededor de dos décadas.


Desde que supe que Phoenix iba a dejar la carrera de actuación me entristecí de una manera absurda. No tener la oportunidad de extender su filmografía me parecía un atropello contra el séptimo arte. Puedo pensar mil cosas ahora, pero lo que más se viene a la cabeza es que es muy probable que su depresión le haya explotado de manera tardía por el abrupto fallecimiento de su hermano cuando apenas tenía él, trece años de edad.


No vi, este documental, lo sufrí. Una hora y cuarenta y cinco minutos de una de las etapas más crudas de la carrera de Phoenix. Momentos que captan su más que obvia depresión aguda, -aunque no sé exactamente por lo que está atravesando-, se termina por confluir en una muestra del lado oscuro de Hollywood, ese que sólo nos quieren manifestar a través de alfombras rojas y sonrisas prefabricadas para las luces exteriores.


Es así como una de las más brillantes carreras de actuación parece que está presenciando su final. Y a mi parecer es absurdo que este documental haya acabado sin tener la posibilidad de otorgarle la verdadera ayuda que puede necesitar en esta etapa tan triste.



Joaquin respira un profundo desazón por su vida, este documental nos relata la forma en como Hollywood lo preparó para los roles que interpretó de tal forma en que ya no sabe quien es él mismo. Así que trata de reinventarse a sí mismo y se deja consumir hasta lo más bajo, hasta llegar a lo más puro en su vida. Y lloramos con él, nos reímos, incluso de su tristeza, pero al final solo le deseamos que alguien lo encamine hacia lo verdadero.


Mientras Phoenix continúa perenne en su etapa más cruda, el público se conforma con hacerle trampas, escudriñar de manera morbosa toda su vida, para así poder señalar hasta su más ínfimo error, porque solo de esta manera tendrá la posibilidad de no verse a si mismo.


Precisamente, quienes más tendemos a buscar errores en los demás, presentamos un profundo de temor de buscar en nosotros mismos. Y después nos jactamos de haber señalado miles de desaciertos en su vida, que no sabe cantar rap, que no sabe conducir su vida, y muchos más, y pensamos que reírnos de otro nos hace “grandes”, y sacamos a flote una cantidad excesiva de antivalores, cuando en realidad nos termina pudriendo el karma.


Creo que si todos hiciéramos un relato de nuestras vidas como éste, nos quedaríamos sin amigos, por lo menos sin los que aparentan serlos, así que nos quedaríamos sólo con los verdaderos.
Así que los insto a realizar documentales a cada uno de ustedes acerca de su propia vida, representando lo peor de si mismos.


Tal vez nos quedaremos sin “amigos” en Facebook, en Twitter, Tumblr o cualquiera de las redes sociales. O tal vez tendremos más, que sólo servirá para alimentar el morbo de los demás.


Si quiere descubrir sus verdaderos amigos, es una buena, aunque triste forma…

10/15/2010

THE TOWN




“El hombre es naturalmente bueno es la sociedad que lo corrompe” Jean Jacques Rousseau.



Indagar entre el bien y el mal no parece problema de la actualidad. Es un cuestionamiento que se viene gestando desde mucho antes de la era de Jesucristo. Indagar entre que nos hace vulnerables a llevar actos que van en contra del orden moral se encuentra ligado a una carga genética al interior del ser humano. Algunos se estarán señalando como seres altamente bondadosos e incorruptibles.


Mentira.


Varios estudios han demostrado que todos tenemos el mal incrustado en nuestro cerebro. Un amigo me preguntó hace poco la razón por la cual no veía cine gore, con algunos términos de más o menos precisión, le di a entender que no quería alimentar a mi asesino interior. Deseo que se distraiga o se nutra de informaciones más beneficiosas para él. Debo cuidar mi cerebro al máximo de estas distracciones inútiles que sólo me harán más vulnerable al mal.



Pero, ¿es posible llegar a ser “perfectos” en esa búsqueda de la bondad? Lo dudo mucho. La ciencia lo duda con mayor vehemencia.

Una ciudad en la que el robo de bancos se convierte en el pan de cada día, Boston, Estados Unidos, se hace relevante la pregunta, aquella misma que observé hoy en el ciclo actual de la Cinemateca del Caribe en la que se cuestiona: ¿dónde se origina el mal?

De una novela trasladada al cine del autor Chuck Hogan, “Príncipe de los ladrones”, Ben Affleck logra recuperarse de las anteriores propuestas visuales que nos había hecho, -sin incluir Gone Baby Gone, por supuesto-. Si bien Affleck no me termina de convencer como actor, como una opinión personal, debo expresar que no le veo talento para esto, - a pesar de los esfuerzos y la experiencia-, es mí deber dar a conocer que Affleck tiene todos los “cojones” necesarios para ser un excelente director de acción y/o thriller psicológico.

Con una dirección técnica temiblemente impecable, una banda sonora que ejerce una fuerza predominante en la acción tanto de los personajes, como de la escena misma, y un ensamblaje actoral que eleva el filme hacia otro nivel, ésta película logra llevar al espectador a una alta tensión de adrenalina.
Hay que aclarar que a pesar del ensamblaje, hay actuaciones que equilibran el peso de otras, como Jeremy Renner, a quien reconocemos por su nominación al Oscar por “The Hurt Locker”, un actor que venía cocinándose desde hace más de una década y a quien, finalmente –para beneplácito de todos sus espectadores-puede sustraérsele la mayor parte de su potencial. Acción que sólo excelentes directores como Kathryn Bigelow en su momento y Affleck, ahora, pueden lograr.

Mientras la veía, se me venían “flashes” de películas como “A dog day Afternoon” (1975) y su bellísima escena donde el personaje interpretado por Al Pacino grita a todo pulmón “Attica”, mientras roba un banco, u otra de mis favoritas, “Point of Break” (1991) una de las brillantes actuaciones en el haber del desaparecido Patrick Swayze. Si no las ha visto, ¿qué está esperando?

Otra pregunta que se me viene de manera incisiva al cerebro es: ¿por qué les aplaudí todas y cada una de las balas que salieron del arma de los ladrones de banco? Tal vez porque la historia misma se encargó de mostrármelos más como seres humanos con imperfecciones que como los “malos” del cuento.

Hoy deseo darle una respiración a mi cerebro y decirle que, finalmente, (SPOILER) los “malos” acabarán finalmente como el karma lo predice, algo como quien “a hierro mata, a hierro muere”. (FIN DEL SPOILER) Y tener el pleno conocimiento que existen armas más potentes de las que hace uso el ser humano que una bala.

Hoy he decidido escoger el camino más largo para llegar a donde me dirijo. Hoy, es tu turno para escoger que camino deseas escoger, pero recuerda: este no es el País de las Maravillas y tú no eres Alicia. Y cualquier camino que escojas no te conducirá, necesariamente, al mismo sitio.

10/11/2010

L’ARNACOEUR // HEARTBREAKER

Publicado por Carolina Pardo Delgado |





Lo confieso. He visto una comedia romántica solo para entretenimiento en su más pura expresión.


Estuve claramente motivada en que fuera un filme francés, ya que como sabemos, el discurso fílmico de este país se ha caracterizado por la excelencia en este género debido a la facilidad expresiva que tienen sus actores sobre los de Hollywood.



Y no me he equivocado. Los franceses pueden hacer de cualquier trama simplista, un festín de la alegría visual. Y, aunque éste no sea el mejor ejemplo para destacar en la filmografía del país, sus recursos –los del filme- para facilitar esos “respiros” en el espectador son indiscutibles.




Es así como encontramos a un actor como Romain Duris quien tiene pocos roles principales conocidos, y de quien se observa igualmente, una suprema capacidad histriónica que es evidente. Un rostro del cual será difícil olvidarnos después de completar este visionado. Completando el casting, Vanesa Paradis, reconocida por ser entre otras características, novia de Johhny Depp, aunque ésta finalmente pase sin pena ni gloria en este filme.


Reconociendo a los actores, podemos pasar a lo que le confiero una gran importancia dentro de esta película, un guión que no es más que otro cliché del chico y chica se encuentran por azares del destino, el se enamora primero, ella no, luego ambos terminan por convencerse que son el uno para el otro.



Ciertos elementos diferenciadores, como el lenguaje, la versatilidad actoral del personaje principal y sus “secuaces”, llevan esta comedia sino a la mejor, por lo menos hacia un estatus medianamente bueno para la audiencia.

Según su director, Paul Chameil, la trama principal de la cinta: “narra las peripecias de un grupo de personas especializado en separar parejas por encargo, ya sea de familiares o amigos que creen que, principalmente las mujeres, no son felices o no están con el hombre adecuado. Todo les va bien hasta que el gancho masculino, interpretado por Roman, se enamora de la chica a la que encarna Paradis”.

El cine ha recreado la misma historia durante siglos y tal vez muchos espectadores al ver este filme no entrarán en disquisiciones filosóficas después de verla porque sencillamente su línea raya casi en lo común.




Hoy simplemente deseo recomendarla porque ya estaba harta de los dramas pesados, porque en la vida como en el cine, hay que darse de cuando en cuando un respiro en el que creamos en que incluso el amor, en pleno siglo XXI, - después ser un concepto temiblemente abstracto, viciado y prostituido- , todavía puede ser posible.

Escena para no perderse: El baile recreado por los actores principales en homenaje al filme Dirty Dancing, considerada una de las mejores películas románticas en el cine hollywoodense.

Mi recomendación: No espere mucho de este filme porque saldrá decepcionado. Solo relájese y disfrute.

Yo estoy en otro lugar. Pero tu, quien está leyendo esto, tu mereces lo mejor.

10/04/2010

A SINGLE MAN

Publicado por Carolina Pardo Delgado |




Sexualidad.




Una palabra que, para algunos en pleno siglo XXI, todavía les resulta incómoda. Empezar a comprender por que una persona, en este caso un hombre, prefiere estar con alguien de su mismo sexo puede que resulte un claro disturbio e incluso llegar a ser rotulado como “anomalía”.


Y a pesar de que han concurrido más de cuatro décadas a partir de la escritura de esta novela, este tema todavía se confirma como un tabú en todas las generaciones actuales.


A partir de las experiencias que uno va a acumulando en el camino se da cuenta que la mejor manera de transitar por el mundo es evitar los juicios a priori y tratar de “colocarse en los zapatos del otro”.


Ignoramos las penurias de alguien que tenga que tomar la decisión de encaminar su sexualidad como una opción de vida diferente y radical.


Lo primero que atrajo mi atención a este filme fue la nominación de Colin Firth a mejor intérprete personificando un profesor universitario homosexual quien atraviesa una etapa muy triste en su vida debido al fallecimiento de su pareja.




Detenerme a observar un actor que, en una opinión muy personal, lo consideraba como agraciado físicamente pero, un simplón en términos de ejecución artística, hasta verlo elevarse hacia una interpretación muy sublime es una sensación felizmente absurda.



Detallar milimétricamente cada uno de sus gestos en los que se evidencia la insufrible depresión de la que es objeto, y los esfuerzos imposibles que tiene que hacer para realizar las tareas cotidianas es tratado con una ejecución muy precisa, ciento por ciento veraz. Logra mantenerse en el interior del personaje de un hombre de mediana edad a quien la soledad se le aparece como un ahogo, y a quien, su edad y vasto conocimiento de la vida le han generado una sensación de desconcierto y posible re-desubicación de su rol en el mundo.


Con una adaptación de la novela publicada por primera vez en el año 1964 por Christopher Isherwood que lleva el mismo nombre, su director y coguionista Tom Ford, reconocido por ser el principal diseñador de la casa de modas Gucci, muestra en su debut que es más que eso. Un artista que parece confirmarse desde ya, como la versión anglosajona de Pedro Almodóvar. Nada más hay que revisar el tráiler para darse cuenta de la influencia del estilo directivo del español en esta obra de arte.


Y aquí llegamos al punto clave de la cinta. La absolutamente impecable dirección de arte. Como era de esperarse de un artista de lo visual, se hace uso de una amplia gama de colorimetría entre ellos, el blanco y negro, los tonos tierra y los colores vivos como el azul connotado en el filme como el de la espiritualidad y, mi favorito, el rojo, para demostrar la ira y la lujuria. Llama mi atención poderosamente la exquisita precisión de los peinados, el vestuario y la ambientación en cuanto a términos de época, pero también en términos de significado. Estos elementos parecen cobrar vida y hablar por sí solos en cada una de las escenas.




Se determina entonces que Un hombre soltero se confluye como una pieza obsesiva y pueril que reposa sobre unos claros elementos estéticos, que se desarrolla en un día, con una trama muy líneal y pocos puntos de giro, con una dirección técnica y de actores que pudo haberse excedido hasta la locura de la perfección, pero que llega a un término medianamente bueno para la audiencia, en donde brilla sin límites la actuación de Colin Firth apoyada por Julianne Moore (quien nos asegura solo con su presencia que es posible la tristeza infinita al interior de la belleza exterior) y donde nunca podremos olvidar a aquella niña vestida de azul que se le aparece al personaje principal como un ángel que busca rescatarlo de su vida a punto de ser terminada.

9/22/2010

MI BLOGOVERSARIO!!!

Publicado por Carolina Pardo Delgado |



La primera vez que se me dio la posibilidad de empezar a escribir en un blog, confieso que me parecía una empresa muy dificil de llevar a cabo.
Todavía me sigue pareciendo, pero con el tiempo, logré echar atrás todos esos demonios e inseguridades y este blog empezó a balbucear y hoy ha llegado a su primer año. Que lo descuidé durante los últimos meses, es muy cierto, aunque la cartelera no es que haya estado muy emocionante que digamos.
Así que es la hora de darme auto-bombos y felicitaciones porque logré llegar a un año escribiendo una de las cosas que más amo en la vida: El séptimo arte.
Porque el cine me vio crecer, porque entre mis juguetes favoritos de niña, estaba un VHS, mientras todos los niños aprendían a montar bicicleta y nadar (cosas que aprendí después de los 20), yo jugaba con un rebobinador de cintas y veía tres pelis por día hasta que tenía los ojos cuadrados y llorosos.
Sin más auto bombos y platillos, hoy le agradezco al de arriba que me haya dado la posibilidad de conocer tantas personas que comparten mi afición, yo me sentía extraña y diferente y con ustedes Blogger-cinéfilos comprendí que no soy la única obsesiva de este tema, que hay más, aunque estén lejos de mi fisicamente, no lo están en mi corazón.
Un abrazo y beso para MI!!! Felicitaciones a MI!!! (ya basta del egocentrismo exacerbado)
Gracias por leerme chicos!!!




Hay momentos en que dudo de mi capacidad crítica.
Momentos como éste en el que me encuentro repitiendo uno o dos filmes.
Lo confieso.
Estoy enfermizamente obsesionada con ellos.


Por aquello de que mi subjetividad producto de mis falencias o virtudes de ser humana, interferirán o no, con mi discurso o con una simple visión mortal de alguien a quien le obsesionan las 24 imágenes por segundo que se me otorgan como el más exquisito de los manjares.

Estuve obsesionada con esta trilogía desde que observé los títulos que la componían en la librería. Y, aunque, no tuve la oportunidad de leerlos porque mi intriga y otras vicisitudes no me lo permitieron, hoy hacen parte de mi entrañable lista de libros por leer.

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, ¿Qué carajos de título es éste para una novela de ficción? Y La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Su carácter, (el del primer título), angustiante y temiblemente depresivo llamó extrañamente mi atención y el corazón me latía fuertemente, experimentando esas acuciosas “mariposas en el estómago”, como quien observa a la persona que le atrae. A mi me atraía fuertemente los títulos de una trilogía.

Soñar con un bidón de gasolina y una cerilla no es lo inmediatamente común en alguien. Así como soñar con una hacker andrógina bisexual que carece de cualquier inteligencia emocional posible, pero que ha sido dotada de una innegable inteligencia espacial, numérica, informativa y memoria fotográfica, tampoco sería lo común.

Lisbeth Salander no es un personaje común. De allí, a que llame tanto la atención. Aunque comprenderla grosso modo podría resultar frustrante para el espectador que raye en la normalidad, Salander es la representación perfecta de la importancia de la necesidad de una evolución natural en la infancia. Porque cualquier vacío que se tenga en esta etapa es inmodificable y quedará concentrado para toda la vida.

Se debe señalar que la perturbada conciencia y el corazón congelado de Salander son el eje central de esta trilogía que es complementada o “adornada” con situaciones de suspenso que la colocan en una prueba constante de la lucha por su supervivencia.

Aunque sería irresponsable hablar de una adaptación de estas tres entregas, por la ausencia de esta escritora de la lectura de la trilogía, (por lo cual me disculpo) podría aseverar que ambas poseen un guión que respeta su género, y, aunque la segunda parte no es sino una mera transición entre la primera y la tercera, es necesario su visionado. Asimismo, ésta última hace gala de un suspenso envidiable para cualquier director de corte de suspenso o thriller psicológico.

Hay que resaltar ampliamente el perfecto complejo actoral encabezado por los actores Noomi Rapace y Michael Nyqvist, éste último quien interpreta al editor general de la revista Millenium (con un decisivo carácter de periodismo investigativo punzante, que llega hacia las últimas consecuencias), refleja todo lo que un grande actor debe: el casamiento profundo con su personaje hasta cuando sea imposible distinguir a éste del actor quien lo interpreta. Además de revelar un profundo e hipnotizante compromiso con el avance del guión.

Si nos referimos al guión, se podrán observar algunas fallas estructurales de una ausencia de relación entre los personajes principales que le roba la fuerza que se nos revela en la primera entrega. Y que se recupera magistralmente en la última, además del manejo estupendo del suspense.

La dirección técnica se encuentra en una conjunción perfecta con el guión. Uso de los flashbacks son recurrentes para relatar la historia. Los planos utilizados enseñan una exquisita precisión.
Excelentes interpretaciones, brillante dirección, un guión basado en los cimientos de la gratificante labor periodística, insuperable puesta en escena, hacen de estos filmes, si no puedo aseverar que sean o no una buena adaptación cinematográfica, por lo menos puedo concluir que representan todo un anti-estandarte en el trato hacia el género femenino y la búsqueda incensante de la paz.

Hoy, me encuentro debatiendo profundamente entre la inteligencia emocional y la racional. Gracias Stieg Larsson, donde quieras que estés por demostrarnos, además, la corrupción existente en las altas esferas del poder y por darnos a entender que el bien siempre derrotará al mal, sobre todas las cosas.
Gracias.

Escena para no perderse: Todas donde esté presente el personaje de Lisbeth Salander. El juicio y los últimos planos.

Mi recomendación: No lleve a menores de edad a ver estos filmes. Escenas sexuales explícitas puede que les resulte ofensiva.

6/19/2010

CARTA A SARAMAGO

Publicado por Carolina Pardo Delgado |



Interrumpo la emisión cinéfila de mi blog para escribirte, porque lo admito, una lágrima se escapó de mis ojos el día de ayer, cuando escribía una nota acerca de la adaptación de tu libro Ensayo sobre la ceguera mientras había mucha gente a mi alrededor, y lamento decirte que me deshice rápidamente de ella, porque no sabía por qué sucedía.


Hoy, pensé en ti antes de irme a dormir. Y esta carta es para agradecerte profundamente que existieras. Que lucharas intensamente por cumplir tu Dharma o propósito final en la vida.

Empecé tu lectura como le sucede a las relaciones sentimentales de hoy en día, que comienzan por el final, y terminan precisamente, por el principio. Tu novela Caín llegó a mi como me sucede siempre, por azares extraños del destino. Y con ella, quise cuestionarme aquello a lo que más le temí: mi fe ciega en Dios. Porque para revisar algo tan abstracto hay que verlo desde varios puntos de vista.

Gracias profundas por ser mi mentor sin que lo hubieses intuido. Por enseñarme a ver más allá de la infructuosamente denominada “realidad”. Por dejarme saber que los signos de puntuación no eran tan necesarios para ti. Porque pudiste llegar a mi, aunque no habláramos el mismo idioma. Por enseñarme que los nombres que se les colocan a los personajes, no tiene ni mayor ni menor relevancia dentro de una novela. Por enseñarme que la sociedad necesita que se le remueva esa ceguera que no nos deja ver lo que realmente somos. Por dejarme saber que el lenguaje tiene más de las mil palabras que usamos usualmente. Por reírte a carcajadas de la absurda y temiblemente frágil condición humana. Y sobre todo, por dejarme llevar a cabo una concienzuda introspección hacia lo que consideraba como urgente y primario en vida, que realmente no lo es. Gracias finalmente, por abrirme los ojos.

Aún me quedan varios libros por leer, estoy en la mitad de tu Ensayo sobre la lucidez. Ya te haré saber mediante otra carta cómo me va…


¿Qué diablos de Dios es este quien te recibirá en las puertas del cielo, a pesar de que cuestionaste fuertemente su existencia?


Nos veremos algún día, pero no todavía. No todavía.


Mi más profunda admiración va para ti.


Abrazos,


Carolina.





Soy la siguiente en la fila.


-Buenas noches, por favor, me dirijo a la función de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, solicito…

-¿Cuantos tiquetes?, pregunta la mujer detrás de la ventanilla.

-Uno, por favor, respondo de la manera más fría.



(Una sonrisa maliciosa y sarcástica se esconde detrás de la mirada de la mujer detrás de la ventanilla).



Si la mujer detrás de la ventanilla tuviera la menor idea en su cerebro cual es la sinopsis de este filme no habría hecho esa mirada. Si es usted una chica a la que le es indiferente el buen cine y espera ver un drama tonto para mujeres, muy girlie like, está equivocada. Entre mejor a ver “Dear John”. Y si usted es un hombre y no desea verlo por la misma razón, está igualmente equivocado.


Cuando escuché hablar de esta trilogía por primera vez, hace algunos meses, debo confesar que el titulo de esta primera entrega no me llamaba la atención en lo más mínimo, por aquello de la reciprocidad en las relaciones de cualquier tipo. Y así acontecieron los días sin que me interesara, hasta que escuché el titulo siguiente: “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”, tal vez algo depresivo para el gusto en general, muy llamativo para el mio.


Ahora, que el autor de dicha trilogía haya fallecido de una manera tan repentina y justo días después de hacer la entrega del tercer manuscrito de la serie, al parecer, alimenta el morbo de quienes le leen. Si me cuestionan si me lo ha alimentado a mi, la verdad dicho hecho me es indiferente. Con el objetivo de redondearles la historia puedo agregar que Stieg Larsson era un periodista y escritor sueco quien se interesaba firmemente por la investigación periodística, el racismo y el nazismo, entre otros temas.

Sería irresponsable de mi parte comentarles que ha sido o no una brillante adaptación cinematográfica, debido a que por azares del destino no tuve la oportunidad de leer el libro con antelación. Ahora al saber que las ultimas dos entregas han sido filmadas, procederé con gran cautela a revisar los próximos libros.



Cuando empiezo a ver un filme por primera vez, tengo en cuenta lo que extracté del manual del actor de Stanislavsky hace algunos años, así que me digo: “Trata de convencerme que esto me va a gustar”… Y se empieza desde el “No te creo nada, sígueme convenciendo…”.
Niels Arden Oplev, su director y el autor me han convencido.

Esta es la sinopsis que me regala mi amiga la wikipedia: “Hace 40 años, durante una reunión familiar en una isla, la joven Harriet Vanger desapareció sin dejar rastro. Aunque no se ha encontrado su cuerpo, su tío está convencido de que fue asesinada por alguien de su propia familia, así que decide contratar a dos personas para que investiguen el caso. Los elegidos son un desencantado periodista, Mikael Blomkvist, y una problemática hacker informática llamada Lisbeth Salander. Ambos descubrirán que el secreto del clan Vanger es más oscuro de lo que parece.”

Este filme aparece como la aguda y punzante representación de una crítica social claramente expuesta hacia lo que es oculto en la sociedad sueca, abusos del poder, además de señalar el daño sigiloso y extenuante que causa la violencia verbal, sexual y de todo tipo hacia el género femenino en la cual, además, la doble moral hace su presencia a través de una historia con tintes de crudeza.


Hay que resaltar ampliamente el perfecto complejo actoral encabezado por los actores Michael Nyqvist y Noomi Rapace, de quienes no sabía nada hasta el momento y que desde ya hacen parte de la lista de actores de los que estaré atenta, debido a su intensa capacidad hipnotizante y de gran sentido de la verdad (la de ambos). En especial llamó mi profunda atención el personaje de Lisbeth Salander, la hacker andrógina y perturbada mentalmente dotada de una impresionante calidad artística otorgada por Noomi Rapace. Solo por este personaje vale la pena observar el filme.

Si nos referimos al guión puede que existan algunas fallas estructurales que habrá que ser revisadas directamente del libro y que al más atento de los espectadores le sorprenderá, aún así, se convierte en una excelente propuesta de novela negra que no cae en puntos efectistas.
La dirección técnica se encuentra al servicio del guión, aunque lejos de brillar, realiza una perfecta complexión entre los close-up del drama, junto a los contados pero efectivos flashbacks, y sin necesidad de colosales efectos especiales llega a crear grandes dosis de tensión y estupefacción.


Excelentes interpretaciones, brillante dirección, un guión basado en los cimientos de la poco gratificante labor periodística, insuperable puesta en escena, hacen de este filme, si no puedo aseverar que sea o no una buena adaptación cinematográfica, por lo menos puedo concluir que representa todo un anti-estandarte en el trato hacia el género femenino.

Escena para no perderse: Todas donde esté presente el personaje de Lisbeth Salander.
Mi recomendación: No lleve a menores de edad a ver este filme.
Puede que la aguda violencia sexual explícita les resulte ofensiva.







Así como los sueños y pesadillas que nos acompañan en la noche representan los miedos más profundos que tenemos en la psiquis y en el alma, de la misma manera el cine refleja, entre otros miles de sentimientos, esos miedos que nos trastornan la estabilidad emocional, y el más reciente se distingue por ser el miedo al exterminio de la raza humana.


El Armageddon, apocalipsis, o fin de la civilización, cuantas definiciones se le requiera otorgar a ese momento que consideramos como maquiavélico y de profundas disquisiciones escatológicas ha sido trasladado a la pantalla con una reiteración más ininterrumpida en este milenio de la que habíamos sido espectadores. Es necesario y contingente repetirlo: Tenemos miedo a que la raza humana tenga su fin.



Que la teoría maya nos haya cedido el terrible mensaje que esto que conocemos como vida no vaya más allá del 21 de diciembre de 2012, que quien sabe cuantas profecías existentes y desconocidas coexistan acerca de este fatídico evento. No tengo idea. Filmes como “Armageddon”, “2012”, “Wall E”, “The Day after tomorrow”, “Waterworld”, “I am legend”, “Last man on Earth” “12 monkeys” “Death Race”, “Mad Max” y una lista interminable, por solo nombrar algunas del cine pudiente hollywoodense, se aprovechan de aquellos miedos del hombre para conferirles una exploración minuciosa, tal vez demasiado desesperanzadora para mi gusto, aunque con una definitiva búsqueda de la conciencia social.


The Road, se configura así como otro filme a ser añadido a esa línea de denuncia ambientalista reducido a un thriller post apocalíptico que, si bien es cierto que gracias a la cruda, grisácea y angustiante cinematografía conferida por el español Javier Aguirresarobe, nos traslada fielmente a la descripción ambiental visionada por su autor, Cormac McCarthy, el filme está adherido de fallas que no lo permiten elevarse a una categoría más sublime.


Viggo Mortensen el actor principal de este filme, quien se encuentra en el momento de perfección de su talento en el que cualquier rol que tome lo encarnará más que fielmente, se convierte en el eje central de esta adaptación cinematográfica que aunque muchos críticos concuerdan en que presentarla como una gran pieza de arte a mi parecer sus fallas en la conexión con el espectador son temiblemente ineludibles a pesar de los continuos esfuerzos de Mortensen o del cameo de Robert Duvall, a quien no reconocí sino hasta después de los créditos.



A resaltar ampliamente se encuentran las crudas escenas de violencia tipo gore en el que el canibalismo hace su triste presencia. Escenas totalmente justificadas, pero como ya lo he expresado anteriormente, no de mi gusto.

Llamó mi atención de manera ofensiva la inclusión de la publicidad a la Coca-Cola. Después que se acaba con toda posibilidad de alimentación en el mundo, donde no existe ni el agua, el protagonista halla en un dispensador tal líquido precioso. Es indispensable cuestionarnos que tan pertinente sea esto para el espectador, a mi parecer le resta credibilidad al filme.

Una conjunción de fallas como la falta de personalidad y sello del director en conectar a sus actores con la audiencia, provoca que se desperdicie un excelente libro, soberbios actores y una más que exquisita dirección artística en algo que pudo haberse convertido como el mejor filme post apocalíptico. John Hillcoat tuvo todo a su favor pero al final nos hace entrega de algo que pudo ser y no fue.

Y lo único que me quedaron ganas fue de tomar Coca-Cola antes de que llegue el Armageddon.

4/25/2010

CELDA 211

Publicado por Carolina Pardo Delgado |



¿Cómo puedo amar al “malo” de la película? ¿Es posible que ya no posea sentimientos humanos normales que me indiquen que debo, por valores morales, adorar al “bueno” y odiar al “malo”?

Aprendí a amar,-lo manifiesto en el sentido histriónico- a Luis Tosar desde que le vi en el film “Te doy mis ojos” (2003) de la directora española Iciar Bollaín. Su encarnación de un personaje que maltrata a su esposa físicamente debido a sus inseguridades como hombre machista, llamó mi atención. Manifestar lo más terrible de la condición humana a través de la interpretación, solo se consigue a través de una catarsis profunda y un talento del cual muy pocos poseen acceso.

Repitiendo o incluso, perfeccionando a través de una fuerza escénica compleja y sentido de la verdad profunda, Luis Tosar nos logra introducir en un recinto en el que se coloca a prueba la necesidad de sobrevivir a toda costa, donde las tensiones se agudizan y la vida se torna en un continuar absurdo.


Reencontrarse con el género señalado como “drama o thriller carcelario” puede que no se convierta en un atractivo para el espectador común que desee permanecer en un rato de ocio y simple diversión. Si nos remitimos a este género se debe conocer con su debida antelación que los espacios cerrados, claustrofóbicos como en esta instancia, la cárcel, generan como primera medida una lucha por la supervivencia humana. Dichos relatos generarán grandes dosis de violencia física, verbal, además de desasosiego y demás frustraciones.


Sinopsis extractada de mi amiga la Higuera.net: “El día en que comienza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, Juan (Alberto Ammann) se ve atrapado en un motín carcelario. Haciéndose pasar por un preso más, luchará para salvar su vida e intentar dar fin a la revuelta, liderada por el temido “Malamadre” (Luis Tosar). El joven tendrá que jugársela a base de astucia, mentiras y riesgo, sin saber todavía qué paradójica encerrona le ha preparado el destino”.


Una construcción excelsa a partir de una imponente, memorable e hipnotizante interpretación central de Luis Tosar, un guión que sabe manejar las tensiones y doblega los puntos de giro a su antojo junto a una dirección técnica más purificada de lo que nos tiene acostumbrados el cine español. Un filme que defiende a capa y espada todos sus goyas recibidos y que además se cuestiona con firmeza por que no lo propusieron para los oscares…


“El hombre nace naturalmente bueno es la sociedad lo que lo corrompe” Jean Jacques Rousseau.


Que la violencia no sea tan innata a la mujer, como lo es al hombre, me corresponde preguntarme porque esa violencia tan finamente expuesta en este filme atrajo mi atracción. Con sus debidas pinceladas francesas de una cruda narrativa visual, las imágenes de este filme aunque un poco extendidas –debido al largo del filme- son propias de un lirismo colérico que se absorbe a cada minuto.


Si alguna vez se preguntó que sería si Michael Corleone hubiese sido colocado en otras circunstancias, como por ejemplo, en una prisión francesa, con una mafia corsa en vez de una italiana, y sin una familia que lo respaldara. Jean Jacques Audiard –su director- le puede mostrar que le sucedería.


Evitar las comparaciones en este filme es totalmente ineludible dado que es necesario y contingente, indagar que sucedería en caso de que un hombre relativamente bueno, sea fuertemente presionado por las circunstancias a convertirse en un asesino y un correcto manipulador de situaciones a su favor. Como diríamos en términos colombianos, tal como le denominaban a un reconocido líder del cartel de la droga, podría aseverar que su protagonista se convierte en todo un “Ajedrecista”, tal como lo otorga esa conjunción perfecta entre preparación y sagacidad encuentra oportunidad.


Mi amiga la página Film Affinity les regala la sinopsis: “Un joven árabe (Tahar Rahim) de apenas 19 años ingresa en prisión para cumplir una pena de 6 años. Dentro la vida es dura, pero el joven despliega poco a poco un potente carisma capaz de hacer frente a los miembros de la mafia corsa de la prisión en intramuros.


Este filme alabado como el mejor del festival de Cannes, (Un profeta, profeta en su tierra) seleccionado candidato al Oscar 2010 en el apartado de película de habla no inglesa, eleva la dirección técnica a otra categoría en la que escenas largas, encuadres novedosos mezcladas con cámara al hombro y acercamientos se convierten en un exquisito plato para el paladar del espectador. La cámara se convierte en amiga, amante y enemiga del personaje principal, lo sacude hasta el extremo y lo ayuda a madurar.

Y aquí tocamos el momento más culminante de la historia en el que el proceso de maduración de Malik El Djebena -el protagonista- se asemeja al del más sublime de los vinos. Transmutarse de hombre casi inocente y puro, a calculador asesino y traficante nos muestra como las decisiones que tomamos en un momento nos pueden llevar hacia un camino o el otro. Ahora, pudo él haber tenido la oportunidad de escoger otro destino? Espero escuchar esa respuesta de ustedes. Los que no podrán perderse este ambicioso, claustrofóbico aunque sumamente provocador thriller de gansters.


Escena para no perderse: El tiroteo en la camioneta todoterreno.


Mi recomendación: No espere a que este filme lo transmitan en cinco años en los canales nacionales doblado al español. Respete el idioma original. Porque la voz propia de los actores tiene una fuerza única y transmite tanto como el lenguaje corporal. Después no diga “a mi no me pareció tan buena”…



“Este lugar me hace pensar… ¿Qué es peor? Vivir como un monstruo o morir como un hombre decente?”.


Martin Scorsese lo ha logrado nuevamente. Con un estilo vivazmente expresionista que nos conduce a un exquisito thriller psicológico, su director hace gala de una de sus grandes obras, y, aunque en el futuro no será visionada como la mejor de su carrera, si como una brillante y excelsamente tensionante pieza de arte.


Es estrictamente necesario referirnos al escritor estadounidense Dennis Lehane, quien se presenta como la soberbia y fluida pluma de obras que han sido trasladadas de manera magistral al cine, a saber, “Gone baby gone”, y una de mis favoritas dirigidas por Clint Eastwood, la ya legendaria “Mystic River”. Es reconocido que Lehane dota a sus personajes de una dualidad circular (debido a la complejidad) y moral que les brinda un mayor despliegue de emociones y, por lo tanto, una mayor empatía para el lector/espectador. En Shutter Island nos confirma su cualidad de escritor de trazos firmes y diálogos intensos.


Aún así, debo mencionar que algunos espectadores en la red no han perdido el tiempo para señalar y acusar de plagio a Lehane, (el escritor) debido a la gran semejanza de la línea central por el libro adaptado de la misma forma al cine en 1983, “Los Renglones torcidos de Dios” del escritor español Torcuato Luca de Tena.
Aún así, con esta posible no identificación del verdadero autor, Scorsese nos presenta en su film una sublime atmósfera onírica junto a la más selecta estilización visual coloreada principalmente por el rojo de la sangre, enardecida a través de la cinematografía de Robert Richardson quien ha trabajado para “Kill Bill Vol. 1 y 2” y “The Aviator”.

Si de referencias anteriores hay que elucubrar nos beneficiamos de la mítica “One flew over the Cuckoo’s Nest” (1975), y de Quills (2001) en la que la unidad de lugar se repite. Una institución mental, en un tiempo anterior de la reforma psiquiátrica donde los procedimientos para las enfermedades mentales eran intensamente cuestionados, aunque, para nuestra fortuna no eliminados en su totalidad.

Sinopsis extractada de Wikipedia : “En 1954, los agentes judiciales Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) y Chuck Aule (Mark Ruffalo) son enviados a una institución mental para criminales situada en Shutter Island, con el fin de buscar a Rachel Solando, una psicópata que ha escapado misteriosamente de su celda. Una vez dentro, conocen al doctor John Cawley, la cabeza visible de la institución, quien no está dispuesto a colaborar con los agentes. Una tormenta los deja atrapados en la isla, y un caos entre internos empeora la situación. A lo largo de la cinta, las circunstancias en el interior de la isla hacen renacer los recuerdos y los conflictos internos del protagonista central, en donde el suponía que llevaban ahí a los internos para hacer experimentos con ellos.”

Del casting se desprende directamente Di Caprio, del cual, debo admitir que no soy una admiradora profunda. No obstante, puedo asegurar que nos ofrece una interpretación con un elevado sentido de fe y verdad. Este actor comienza ya a rendir los frutos de su vasta y aunque, no muy alabada experiencia.

Mark Ruffalo, líder de una aguda sobriedad interpretativa magnificada con su tono característico de voz pausado, abre paso de manera humilde para que el protagonista, Di Caprio, pueda brillar y de la misma forma establecer una estrecha relación entre ambos. Pocos actores reflejan esa valentía de alejarse del spotlight y Ruffalo es uno de ellos.




Sir Ben Kingsley, a quien le profeso una profunda admiración, (reverencia para él), después de haberlo visionado en Elegy como el taciturno, obsesivo y provocador amante de Penélope Cruz, gira 360 grados y nos ofrece una actuación con características pausadamente más siniestras. Se configuran sus expresiones visuales como temiblemente exquisitas. Resulta imposible no poder leer cada una de sus miradas.

Jackie Earle Harley, (Watchmen), a pesar de su corta aparición, nos confirma una vez más por que su posible encasillamiento de roles oscuros no es más que la combinación de su rostro con fisonomía malévola y su facilidad innata para la comprensión profunda psicológica de los personajes que encarna.


Uno de los elementos más brillantes, que en si parece ser otro personaje más de la historia, está determinado bajo la composición musical muy a lo Hitchcock, que refleja esa particularidad terrorífica y angustiante en sus obras.



Excelentes interpretaciones, brillante dirección, un guión con un eje central seductor y puntos de giros emocionantes e inesperados, insuperable puesta en escena, hacen de este film un MUST-SEE en su lista de películas por ver en este mes. Eso sí, tenga muy pendiente el camino de regreso a su hogar.


Ahí se las dejo.





http://campus.usal.es/~revistamedicinacine/Vol_3/3.2/esp.3.2.pdf/manicomios.pdf
http://es.wikipedia.org/wiki/Expresionismo#Cine

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