OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.

12/29/2012

CLOUD ATLAS (EL ATLAS DE LAS NUBES)

Publicado por Carolina Pardo Delgado |

























Debo empezar por decir que al final, entendí menos de lo que entendí al principio. Esta es una adaptación de los hermanos Wachowski  junto a Tom Tykwer en la dirección, reconocidos mundialmente por ser los creadores de Matrix, -ya de ahí se intuye lo que se va a ver-, de un libro escrito por el británico David Mitchell que consiste en seis historias narradas tanto geográficamente como en tiempos distintos, desde el siglo XIX hasta un futuro post apocalíptico en el 2.144 (ya empezaron a extender la fecha de los carros voladores).


Estas seis historias están supuestamente interconectadas entre sí, y no sabría decir si es un error en la escritura del libro o de la adaptación, o de la puesta en escena, pero la interconexión de la historias termina por ser mucho menos que inverosímil. Por lo menos, en relatos como Babel o Amores Perros, se llega un momento en que todo se ensambla, pero aquí, creo que entre más avanza la historia menos se logra captar lo que los autores y directores quisieron expresar. Ahora, puede que muchos de esos fallos residan en la edición del filme. Porque cada una de las historias puede que funcionen de manera unitaria, -incluso me atrevería a apostar por la de Somni 451 y Hae joo chang una pareja muy extraña al principio, pero que luego tienen una excelente evolución, ayudados, claro está, por los efectos especiales-, en cambio, me atrevería a decir que la falta de química entre Tom Hanks y Halle Berry es insoportable hasta el hartazgo, muy a pesar por los intentos de inyectarle una dosis de pasión inexistente.




Llama la atención que la revista Time haya elegido a esta película como “la peor del 2012”, al mismo tiempo que es nominada al Globo de Oro en la categoría de Mejor película de drama. Esperemos a ver que dicen los integrantes de la Academia de los Oscares.

Dueño de un metraje absurdo para su calidad, - casi tres horas-, este filme falla en que no se siente como un todo, sino como un conjunto de pedazos agregados que no encajan, y que, por mucho  que su complejo actoral sea de primera línea, y los múltiples roles otorgados causen una curiosidad extrema en el espectador, termina por parecer un pastiche, entre la conjunción de tanto género fílmico que nunca termina por cohesionar.


Puede que haga gala de una puesta en escena muy audaz, sobre todo en el mundo apocalíptico, pero la aproximación a la narrativa es escasa, y hace que el espectador se pierda constantemente entre una historia y la otra, lo que la hace parecer como un proyecto inacabado y desacertado.  Y líneas un tanto postmodernas, muy de la nueva era, ligados a la palabra “Esperanza” que fue muy redundante en los informerciales políticos el día de la elección de Obama, razón por la cual veo que gran parte del cine Hollywoodense de finales del 2.012 e inicios del 2.013, se está yendo por esta línea de la estimulación hacia buenos valores, líneas como “Nuestras vidas no nos pertenecen, estamos ligados a otros en el presente, pasado y futuro” y con “Con cada gesto amable forjamos nuestro futuro”, no llegan a calar de manera profunda en el espectador, precisamente porque la historia en sí misma no llega a afectar o a mover fibras internas, tanto como nos muestra el tráiler. La premisa acerca de la interconexión del ser humano a través de diferentes épocas y raciocinios no llega al nivel de aprehensión como se supone que debiera.  Y la época futurista en Seul, Corea, -aparte del puente improvisado- no introduce nuevos elementos en los efectos especiales que no se hayan visto en la última década.

Sobresale Jim Sturgess, de 21 Black Jack, One Day, un actor con la presencia física, carisma y sentido de la verdad necesario como para seducir en este filme.

Sinopsis: “El relato se abre en 1850 con el regreso del notario estadounidense Adam Ewing desde las islas Chatham a su California natal. Durante el viaje, Ewing traba amistad con un médico, el doctor Goose, que comienza a tratarle de una extraña enfermedad causada por un parásito cerebral. Repentinamente, la acción se traslada a 1931 en Bélgica, donde Robert Frobisher, un compositor bisexual que ha sido desheredado, se introduce en el hogar de un artista enfermizo, su seductora esposa y su núbil hija. De ahí saltamos a la Costa Oeste en la década de los setenta, cuando Luisa Rey destapa una red de avaricia y crimen que pone en peligro su vida... Y, del mismo modo, con idéntica maestría, viajamos a la ignominiosa Inglaterra de nuestros días, a un superestado coreano del futuro próximo regido por un capitalismo desbocado y, finalmente, a Hawai, a una Edad de Hierro post-apocalíptica que corresponde a los últimos días de la historia”.

Escena para no perderse: El puente de escapatoria de hae Joo Chang (Jim Sturgess) y uno que otro momento de Tom Hanks.

Mi recomendación: Si no disfruta de los flashbacks y flashforwards repetitivos en una historia, no intentar su visionado. Y no espere mucho del filme. Pero, sobre todo, felicítese si entiende al final. Véala en el extremo caso de curiosidad.




Con este filme confirmo que en el año 2012 predominó la exuberancia visual sobre las historias.  Hasta Ang Lee se dejó tentar por la tecnología en 3D y convirtió un proyecto que era considerado “infilmable” en una pieza muy agradable. No puedo decir que es lo que esperaba, porque a decir verdad, al no haber leído el libro y al encontrar un tráiler de un joven adolescente en una barca con un tigre en medio del océano no genera gran poder atractivo en los espectadores.  Aun  así, como está nominado a los Globos de Oro y eventualmente lo estará en los Oscares, decidí que era momento para ver de qué se trataba todo el alboroto alrededor. Y me encontré con una pieza muy Disney-like, con un mensaje virtuoso acerca de la creencia en Dios, en Cristo, en las religiones, en la familia, en la supervivencia. (Muy apropiado para haberla visto el 21 de diciembre). Además, de decir que es interesante que directores no-norteamericanos vayan abriéndose campo en Hollywood en el nuevo lenguaje cinematográfico de la tercera dimensión y salir librados de ellos, sin incluir los horrores que han hecho con película editadas y luego convertidas a 3D, cuyo objetivo ha sido puramente lucrativo, y se convierte en un engaño al espectador y al cinéfilo.

Hay un aspecto que no se le puede quitar a esta película, y es la brillante utilización de la colorimetría en los paisajes, y en el manejo de animales sin que la labor parezca un pastiche. El trabajo de imágenes generadas por computador es tan preciso que parece que el tigre de la barca es absolutamente real.  Según datos de producción, se emplearon cuatro tigres reales para hacer capturas de movimiento y para referencia, así como también para las escenas cruciales, esto forzó al equipo de efectos especiales para hacer que sus tigres se vean lo suficientemente reales para que no se puedan distinguir de los verdaderos.  Pero en la escena donde el tigre salta de la barca y nada es un tigre real. Y cuando está junto al chico, no lo es, precisamente porque es difícil tener un tigre, aunque sea entrenado, junto a un actor.  

Según David Magee, quien realizó la adaptación del libro de de Yann Martel, hasta convertirlo en guión para cine, dice  que el libro  “unía lo profundo y lo enigmático con aventuras épicas y una introspección profunda”. La historia básicamente se reduce a un joven que naufraga con una serie de animales en medio del pacifico, y que luego termina con un temible tigre de bengala. Por momentos me parecía ver una versión más joven de Tom Hanks en El Náufrago, solo que esta vez hay una amigo animado, -no una pelota dibujada con una mano-, y eso le otorga un sentido más humano a la historia, ya que hay dos seres vivos en una barca, y, aunque el tigre no se comunique verbalmente, la compañía del animal finalmente es la que impulsa a Piscine Militor Patel, interpretado por el actor Suraj Sharma a continuar vivo, a pesar de las infrahumanas condiciones de su naufragio. (Esa es una diferencia entre ambas películas y otra, que éste no es un gran comercial de Fedex).

Ahora, aunque visualmente es exuberante, y por momentos es hermosamente monocromática, entre colores como el negro, el azul, el verde y el amarillo, entre otros. El final es temiblemente aburrido hasta el hartazgo, y la edición de la película por momentos destruye la fluidez de la narración. Al igual que no se siente una conexión emocional entre el relator de la historia y el escritor. Creo que aquí falla un poco la dirección de actores, la que se salva en el personaje central joven de la historia.

Según datos de producción Suraj pasó gran parte de la producción en el tanque generador de olas más grande del mundo jamás diseñado y construido para una película. Localizado en Taichung, Taiwán, en un lugar que albergaba un antiguo aeropuerto, el tanque medía 70 metros de largo, 30 metros de ancho y 4 metros de profundidad, con una capacidad de 1.7 millones de galones, lo que les permitía generar a los realizadores una gama de texturas con el agua.

Aunque otros directores como Alfonso Cuaron, M Night Shyamalan, Jean Pierre Junet, fueron inicialmente sugeridos para el proyecto fue Ang Lee quien se atrevió a llevarlo a cabo. La premisa central acerca de la inocencia, el valor, la supervivencia, conforma la increíble aventura de un joven —a ratos emocionante y espiritual; a ratos perturbadora y victoriosa; a ratos divertida e inspiradora.



Finalmente, puedo decir que esta película está a la altura de los Globos de Oro y de los Oscares, pero habrá que ver cuán lejos llega habiendo un biopic (Licoln), y un docudrama (Zero Dark Thirty) e incluso, Argo, de por medio. Pero, poco a poco podrá ingresar dentro de la contienda. Esperemos su evolución en la recaudación económica y en la apreciación de los críticos y cinéfilos alrededor del mundo, pero sobre todo, de la Academia.

Mi recomendación: No vaya con altas expectativas y será medianamente recompensado. 

 Escena para no perderse: Todas donde se encuentre el tigre de bengala y los suricatos!!!





A pesar de no llegar a la altura de sus predecesores, tal como la conocida trilogía de El Señor de los Anillos, Peter Jackson, -su director- se embarca de nuevo en esta aventura de plasmar la literatura fantástica a través de 48 cuadros por segundo en tercera dimensión, duplicando así, el estándar de 24 cuadros. 

La nitidez de imagen creada a partir de este nuevo formato, que ya está ganando adeptos, entre ellos, James Cameron, asemeja a los juegos de video, razón por la cual muchos cinéfilos encontrarán un gran despliegue visual en esta evolución tecnológica que busca eliminar, entre otros aspectos, los flashes creados a partir de la luz estroboscópica y la distorsión de movimiento. 

Renace así mismo, la actuación a través de captura de movimiento que se inició 11 años atrás con el personaje de siniestro aspecto y doble personalidad, Gollum, interpretado por el actor y esta vez, asistente de dirección, Andy Serkis, en una escena algo extendida, pero necesaria para el relato de la historia. 


Con un metraje de casi tres horas, la transpolación de la novela del padre de la literatura moderna de alta fantasía, J. R.R. Tolkien, puede resultar algo tediosa para aquellos detractores de la literatura fantástica, y de manera simultánea, puede significar un gran festín visual para los amantes de la misma, debido a la pormenorizada y detallada atención dirigida hacia la ambientación y el vestuario.




  Por otro lado, puede que algunos manerismos en el actor principal, Martin Freeman, se perciban como algo infantiles y fácilmente captados por el público adulto, lo que podría dar una sensación y un ligero halo de actuación forzada, y asimismo, el desempeño de la compañía de enanos resulte poco creíble llegando a rozar la pantomima, pero se debe señalar que esta es una obra concebida desde sus inicios para el público infantil, razón por la cual, se perdonan estos detalles. 

Como siempre, impresiona la fe y sentido de la verdad del veterano actor Sir Ian McKellen, en interpretación del mago Gandalf el gris. Con elevados tintes de humor y un excelente complejo actoral con esta historia se nos reafirma la posibilidad de seguir creyendo en nuestro niño interior.


Tengo que usar dos tipos de gafas para poder observar el HFR y vale la pena. Eso, y no quise salir del cine con la esperanza de quedarme en el fantástico mundo de Peter Jackson.  Y puede que este filme sea más atractivo para aquellos lectores acostumbrados a la fantasía de la tierra media y a la literatura fantástica  de autores renombrados como George Martin y su septalogía de Canción de Hielo y Fuego. Pero como todos sabemos, con el autor J.R.R. Tolkien se identifica el resurgimiento de este tipo de literatura, por lo cual se le relaciona como el padre de la literatura moderna de alta fantasía.

Uno de los factores que impresiona es la deslumbrante nitidez de la nueva tecnología de 48 cuadros por segundo, como sabemos es usual en el cine, la utilización de 24 cuadros por segundo, esto según he leído, se hace con el objetivo de captar la imagen tal cual como la ve el ojo humano. Según datos de producción y varios videoblogs que se encuentran en la red desde el inicio del rodaje, se puede verificar la inmensa producción y responsabilidad que tanto la película como este nuevo formato requiere, así que viendo las cámaras que se emplearon con dos “ojos” uno para captar el izquierdo y otro para captar el derecho, los cuales se unieron mediante un espejo y voilá, nació la tecnología que incluso el mismo James Cameron ya está pensando en emplear para sus próximos proyectos. Así que para aquellos a quienes les disgusta la idea de usar gafas van a tener que usarlas, porque este es el comienzo del futuro.

Y entramos en el mundo de la fantasía, donde el Hobbit Bilbo Bolsón emprende una aventura junto a 13 enanos y Gandalf el gris con el objetivo de recuperar el reino perdido de Erebor. En términos generales las actuaciones son sobresalientes, teniendo en cuenta que el gran porcentaje del filme fue hecho con la captura de la pantalla verde. De ahí se puede evidenciar el talento de los actores, ya que imaginar lo que no está ahí, como por ejemplos gigantes y enormes paisajes y preparar una actuación a partir de lo que no se ve me parece fascinante y meritorio.  Como siempre, resalta la imponencia y extensa sabiduría de Sir Ian Mckellen –Gandalf el gris-, además de esto, la presencia de actores británicos de tanta fuerza escénica como Richard Ameritage, - Príncipe Thorin- le da un plus muy importante a la compañía de enanos.
Mi foto con Gandalf el gris

De ahí partimos a la historia que en sí es simple, y que como en toda literatura fantástica va unida a una serie de aventuras y viajes que emprenden los personajes con el fin de recuperar el reino de Erebor.  Como siempre, una de las inclusiones que más sorprende y que a gusto personal me pareció terriblemente extendida, tal vez para aquellos quienes quedamos hasta el hartazgo de Gollum,- aquel personaje con dos personalidades tan opuestas como tétricas-, fue el capítulo de las adivinanzas que se me hizo eterno. Creo que hubo falta de edición aquí y en otros pasajes, lo cual puede generar bastante tedio a la audiencia que no está acostumbrada a narraciones épicas. Hay que resaltar que el actor Andy Serkis  trabaja esta vez como director asistente, lo cual me hace saber cuánto Peter Jackson valora el trabajo de los actores.

Asombra el detalle pormenorizado del vestuario, las prótesis empleadas en la caracterización de los personajes, la creación de los escenarios a través de dibujo manual, y subsiguiente, de manera digital.

Mi recomendación: No deje de verla en 3D HFR!!!
Escena para no perderse: La canción interpretada por los enanos Misty Mountain.





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