Hay obsesiones sanas y hay enfermizas. He experimentado ambas, y después de mucho tiempo decidí quedarme con las primeras.
Hace unos meses tuve un pequeño debate acerca de la palabra Obsesión. Yo aclaraba que era mi palabra favorita y que precisamente mi obsesión mayor era el cine, entre otras que no cabe mencionar en este momento. Alguien me debatía con cierta vehemencia que logró molestarme, que dichas obsesiones siempre venían con un tinte negativo. Ninguno de los dos logró ganarla.
Pienso que el género de thriller sexual cuando llegó “Chloe” ya había presentado todo lo que había que ver. Alguien se obsesiona por otro, todo va bien al principio, luego no y todo empeora al final.
Si bien este filme muestra unas líneas argumentales novedosas como el lado lésbico obsesivo, no logra convencer del todo. Y tendría que confirmar que uno de los elementos para que no funcione es su protagonista principal, Amanda Syfried. A pesar de un estilo directivo de Atom Egoyan que se concentra profundamente en el erotismo, Syfried no parece llegar al punto necesario para ser considerada “la mala” del filme.
Me había animado desde que había observado su lado convincente, suave y tierno en “Cartas a Julieta”, pero presentarse al lado de grandes como Julianne Moore y Liam Neeson, puede representar un desafío muy exigente del que es difícil salir airosa. Ni siquiera toda la desnudez que mostró para este rol pudo salvarla.
Ahora, habría que ver que tan necesarias son las escenas de sexo explícito para este thriller. ¿Es que acaso Egoyan no confiaba la suficiente en el talento de su actriz principal que la hizo desvestirse durante casi todo el filme?
Es cierto que para los amantes del erotismo puro ésta será una exaltación clímax de los sentidos, donde el juego de un posible trío de personajes (Syfried, Neeson y Moore) que destila sexualidad a flor de piel dejará boquiabierto a más de uno. Egoyan logra llegar a este nivel con gran exquisitez. A pesar de este punto a su favor, el guión decae en repetirse a sí mismo invariablemente entre citas en el café, en el restaurante, sin ofrecer nada más allá de lo que no se había visto antes, aparte de fuertes escenas lésbicas y un punto de giro efectivo, cabe aclarar.
Sinopsis extractada: Catherine (Julianne Moore), una ginecóloga de éxito que lleva una vida acomodada, aunque monótona, junto a su marido David (Liam Neeson) y su hijo Michael (Max Thieriot), comienza a tener sospechas de que David la engaña. Tras conocer casualmente a Chloe (Amanda Seyfried), una joven y bella prostituta de lujo, decide contratarla para que seduzca a su marido y poner a prueba su fidelidad. Pero los relatos de los encuentros de Chloe con David no sólo prenden en Catherine la mecha de los celos, sino también una serie de deseos ocultos que la desconciertan. Atrapada en una telaraña de pasiones y sentimientos encontrados, Catherine descubrirá que en el peligroso juego de seducción de Chloe toda su familia está implicada.
Un Neeson, casi ausente, y Moore que repite roles de mujer abstraída y engañada, no lograron llenar mis expectativas para este filme a pesar de sus altas pretensiones sexuales.
Escena para no perderse: El punto de giro.
Mi recomendación: Por su alto contenido explícito sexual no llevar menores de edad. Alquílela en la comodidad de su hogar.
0 comentarios:
Publicar un comentario