Existen de esos films en los que nos dirigimos al cine, e incluso después de media hora salir del lugar se nos olvidan los rostros de los actores, no recordamos los nombres, ni la trama, y ni que decir de la dirección técnica… En cambio hay otras a la que le guardamos un espacio muy codiciado en el cerebro. Y la cerramos en un cofre con un guardián especial para que esa información no sea sobrescrita, preferimos olvidar el cumpleaños de la tía favorita, antes que se nos arrebate este preciado recuerdo.
En mi mente trato de atesorar todas las que he visto, y, aunque me sea imposible, por lo menos me las ingenio para tener una libre asociación entre años, filmes, directores, guionistas, lo más que se pueda para poder tener la capacidad de criticar algo con un vasto saber. Sé que no he visto suficiente y que aún ésta lista que tengo por ver, no me alcanzará la vida, pero sigo en el intento…
Cuando llegó a mí la información de éste film lo primero que me atrajo fue el afiche promocional. Esa combinación de colores tan llamativas (Rojo –las letras-, Verde (la camisa de la chica) y Negro (fondo), además de eso, lo que más captó mi atención es la mirada acuciosa que le otorga la chica que está al lado de la verde- Esto se ve como interesante, me dije. Como además uno no puede ir juzgando nada por la caratula, (porque mis buenas enhuesadas he tenido por esa razón y no deseo perderle dos horas de mi vida a algo que no valga la pena). Me remití a googlear la sinopsis:
“Otilia y Gabita comparten habitación en una residencia de estudiantes. Ambas van a la universidad en una pequeña ciudad de Rumanía durante los últimos días del comunismo. Otilia alquila una habitación en un hotel barato. Han quedado con un tal Sr. Bebe por la tarde. Gabita está embarazada, el aborto es ilegal y ninguna de las dos ha pasado por algo parecido antes.”
Y me dije… esto se ve como interesante, pero no estoy de humor como para ver algo dramático, cuando la vida de por si es muy tenaz… Así que me remití a ver finalmente el tráiler, finalmente, allí terminó por captar mi atención.
Está bien. Lo intentaré. La bajé de Internet porque pensé que nunca llegaría a las salas de Barranquilla… Esto fue lo que percibí…
La primera imagen me atrajo mucho, una habitación muy tosca y semi vacía, el sonido es muy familiar, la ausencia de música instrumental nos hace tener un contacto más íntimo con la escena, y, por subsiguiente con los personajes. Luego, me estaba casi durmiendo… el lenguaje rumano no es música para mis oídos y la magia del pc no es comparada con la magia del cine.
El film aparece como una pieza de arte, sin mayores presupuestos hollywoodenses, ni actores top, se logra introducir lentamente en la piel del espectador, la historia de una mujer en una lenta agonía quien ayuda a su compañera de habitación para darle fin a un embarazo durante la época de una Rumania comunista, me dejó consumida.
Ana María Marinca (su protagonista) nos ofrece a lo largo del film una actuación supremamente verdadera, ni por un instante podemos avistar que está ella escondida detrás de ese personaje que recorre las calles para hacer lo imposible para que no puedan ver su delito (deshacerse del feto) y así evitar la cárcel.
La técnica del cinema verité utilizada en esta cinta, eso de tomar cámara al hombro y que las escenas salgan tan frías y crudas por los bruscos movimientos, en confluencia con los sonidos ásperos de respiraciones jadeantes y pasos arrastrados - esa misma cámara que empecé a ver desde que mi hermana me llevó a rastras a ver la Bruja de Blair-, es sencillamente exquisita, y más para este tipo de argumentos en los que prevalece la historia sobre cualquier consideración técnica.
Para mi calificada como una historia controversial que puede llegar a tocar muchas fibras, no se trata, sin embargo, de una apología al aborto, más bien, es un llamado a la consideración de la salud sexual como una opción inteligente y casi que obligatoria, tanto en hombres como mujeres.
Hágase usted un favor y no espere 4 meses, 3 semanas y 2 días para apreciar esta pieza de arte…
2 comentarios:
A mí el último plano, con esa mirada (entre inquisidora y suplicante) de Marinca que rompe la cuarta pared, se me quedó grabado a fuego durante días. No sé si volveré a ver esta película próximamente (por lo mal que me dejó el cuerpo al terminarla) pero está claro que es una obra contundente, de las que invitan a la reflexión y se te quedan impresas en la memoria...
A mi me dejó exhausta tanto emocionalmente como mentalmente. No sé si podré volver a verla igualmente. Aunque este tipo de films es como los amores excepcionales. Solo unas horas para disfrutarlo y toda una vida recordándolos... ;-D
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