OBSESIONES

La “Belleza Americana del 2009”, podrían algunos concretar. Sam Mendes nos presenta una vez más, una magnífica y absorbente historia de la ilusión de la sociedad norteamericana, la clásica familia feliz que lo tiene todo, y que, solo al exterior de ella, parece ser la réplica de la tan anhelada perfección. Aunque al interior solo represente la confusión, y la frustración de los sueños anhelados, volcados en un torbellino de intrigantes pasiones y engaños.

Y para ello cito al personaje femenino principal, “Nadie olvida la verdad, solo que algunos mejoran al decir las mentiras”. La verdad, para esta pareja residente de los suburbios en la década de los años 50, se reduce a los sueños que se les esfumaron cuando las responsabilidades familiares hacen su entrada y por la cual, su lucha interior a través de los años es ensombrecida.

La química actoral presente entre Leonardo Dicaprio (Frank Wheeler) y Kate Winslet, (April Wheeler) es innegable. Y, aunque Kate tenga mayor presencia y fuerza actoral que Leonardo, éste hace muestra de una evolutiva madurez desde Titanic. Leonardo tiene muchos momentos de verdad, aunque a veces se noten unas ligeras imitaciones a otros actores de mayor trayectoria.

No obstante, me quito el sombrero ante Michael Shannon, quien representa metafóricamente la voz acuciosa e inquietantemente penetrante de la temible conciencia, quien los impulsa a seguir su quimera relegada. Su personaje, es el hijo desequilibrado de Kathy Bates, quien les acompañó igualmente en Titanic, y como siempre, es la responsable de los respiros en las escenas de mayor tensión.

Aunque en el principio, el film sea lento y probablemente, se sienta que no va a ningún lado, hace gala de puntos de giro seductores. Recomendada para aquellos quienes la vida cotidiana se les muestra tediosa e intolerable, para aquellos quienes a pesar de no admitirlo, se encuentran todavía con metas postergadas, como los sueños dejados en Revolutionary Road, en una tarde de Abril.