


Ahora, hay una línea principal en la relación de maestro-aprendiz entre los personajes interpretados por Statham y Foster, que es la que termina sosteniendo el filme sin que se decaiga su fuerza narrativa, y que algunos críticos han tildado de “homo-erótica”, para mi es diferente a eso, es una relación que logra sostenerse entre la admiración Vs complejo de culpa, manteniendo una relación de equilibrio entre el autocontrol restringido (Statham) y la impulsividad e instinto asesino (Foster).
Una historia que si bien no le aporta nada nuevo al género, ni presenta escenas de acción muy impresionantes, pero que lleva consigo ciertos puntos de giro muy efectistas que cumplirán a cabalidad el propósito final del filme: un thriller palomitero que sobresale del resto debido a la apabullante presencia física tanto de Statham como de Foster y que se beneficia igualmente, de la sabiduría actoral de Donald Sutherland.
Escena para no perderse: Todas.
Mi recomendación: No se pierda este filme si es amante de la acción.
Y es en Christian donde la historia refleja su mayor eco, quien se confirma como la mayor acepción de la fe. Ha sido el elegido para representar a sus colegas y realiza todo lo que un excelente líder debe: no despotrica ante la posición que se le ha brindado de manera unánime, protegiendo –inclusive con su propia vida- a sus “subalternos”, les deja decidir sobre su futuro, de manera simultánea los acompaña libremente en sus decisiones.
Mi mayor júbilo lo obtuve en la cena donde la pieza musical de “El lago de los cisnes” de Tchaikovsky hace su presencia, casi, casi que pensé que Natalie Portman iba a saltar encima de la mesa para alegrarles un poco la existencia ante un performance, a pesar de que estas ilusiones se me extraviaron, afirmo que esta escena sino hará soltar una cuantas lágrimas, por lo menos desarrollará un grave nudo en la garganta.
Muy a pesar de las limitadas locaciones, entre cánticos y posibles resquebrajamientos de la fe, este filme señala cuestionamientos de moral al tratar de equilibrar dos grupos que manejan fuerzas distintas, unos guiados a través de las armas y otros, con el poder de la oración.
Escena para no perderse: La cena con “El lago de los cisnes” de Tchaikovsky.
Los filmes animados dejaron de ser cosa de niños desde que los laboratorios Pixar introdujeron nuevas formas de narrativa con la que los adultos se sintieron igualmente atraídos.
Precisamente, uno de los elementos que más logró captar mi atención es que este filme, que si bien posee ciertos clichés que pueden funcionar en una historia de aventuras para infantes, también ostenta ciertos diálogos que no serán fácilmente captados por éstos mismos.
Industria Light & Magic es la compañía responsable de la creación del camaleón que debido a sus claras dotes actorales logra abrirse camino en un ambiente tan hostil como el lejano oeste. Gore Verbinski, su director, deja de navegar en las aguas de “Los Piratas del Caribe”, para trasladarse hacia un género que no se distrae en posicionar moralejas. Esta vez el personaje principal, un camaleón asustadizo, con altos valores morales, lucha por buscar su identidad y su puesto en la tierra, al verse enfrentado por un sinnúmero de obstáculos.
Un pool de personajes atípicos señalan las distintas facetas que se pueden explorar en el ser humano, la lechuza, por ejemplo, por ser un ave rapaz, le corresponde integrar un cuarteto de mariachis depresivas e irónicas en forma de narrador omnisciente quienes auguran invariablemente un temible destino para el camaleón.
Aún así, por momentos, creo que se insulta al público, -ni que decir de los niños que son más hábiles para captar este tipo de situaciones- en dichas narraciones de las lechuzas se enfocan en describir lo que se está viendo. Si una imagen te narra algo, ¿para qué aseverarlo nuevamente en el diálogo?
Lamentablemente en su versión en español no tendremos la oportunidad de escuchar la voz de Johhny Depp, igualmente el doblaje al español para animados es el único que celebro, debido a su primario público objetivo.
Arquetipos básicos del western como el indio, el alcalde, dos seres enfrentados a duelo, lenguaje corporal singularmente rudo, se traducen en todo un festín visual para los espectadores afines al género, más aún, un pseudo cameo de “El hombre sin nombre”, Clint Eastwood, quien le otorga un potente sentido de referencia al filme en medio de la fauna desértica, sumado a esto, un agudo llamado a la ecología, sobre el ahorro del agua, precisamente en una villa donde el abastecimiento del precioso líquido es tan escaso como las esperanzas de sus habitantes rodeados de un ambiente precario por donde se le mire.
Rango se introducirá en la piel del público general, sea amante del género animado o no, en la que un camaleón nos brindará la posibilidad de cambiar internamente tantas veces como sea posible. Una gran energía, ironía y elevadas dosis de humor prometen que este filme se verá en el apartado animado de los próximos óscares.
Escena para no perderse: Absolutamente todas
Mi recomendación: Diríjase a la sala con una inmensa cantidad de líquido para beber durante la función, es posible que debido a la temática y realismo desee beber compulsivamente.