OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.

5/07/2011

FAST FIVE

Publicado por Carolina Pardo Delgado |







Con una amplia sonrisa y gran satisfacción salí de la sala de cine. Como gran seguidora a esta saga de acción, me remití a ir el día de su estreno. Un tráiler en el que la pesada bóveda de un banco es arrastrada por dos carros marca Dodge, -presuntamente- por todo Rio de Janeiro destruyendo todo a su paso, llamó mi atención.




Tenía un presentimiento de que no sería decepcionada. Y pasó más que solo eso. No sólo no fui decepcionada, sino que hubo varios elementos sorpresas para mí que no quise ahondar mucho en la búsqueda de imágenes o datos técnicos mientras su pre-producción.





Y cuando ingresamos al rápido de Five que ésta vez extravió el furioso, vemos el Cristo Redentor, símbolo art-déco inconfundible de la religiosidad en Brasil, y Justin Li, su director, hace gala de esta imagen reiteradamente para posicionar a su elenco multicultural en Rio de Janeiro, y los transporta hacia el lado sublime de la ciudad y, de la misma forma, los traslada hacia el punto deteriorado de la misma: las reconocidas favelas o asentamientos precarios en el cinturón de la miseria. Este contraste ya había sido resaltado en Ciudad de Dios o sin irnos tan lejos, en el filme animado Rio.

La icónica dupla equilibrada entre la fuerza y la dulzura de Toretto Y O’Conner, vuelve a brillar una vez más, con más fulgor que en las pasadas entregas. Ellos no necesitan excelsos momentos de actuación, porque el filme busca concentrarse en hacerle honor a su nombre a través de un elemento que se repite a sí mismo y no se desgasta: la adrenalina.





Y éste es precisamente uno de los motores de combustión –acaso el principal- que los enciende cada vez que se avistan los unos a los otros. Y ésta es la razón por la que sus seguidores hacen largas filas para poder verlos nuevamente, porque son la encarnación de la más pura libertad, de la manifestación de un ego creciente, la perenne búsqueda de la satisfacción propia por encima de todo y la creencia de que todo es posible en cuanto a extraer dinero de manera ilícita se refiere.



“Huir no es libertad”, es la consigna que invariablemente se repite a sí mismo Dominic Toretto -a través de la franquicia- cada vez que se le insta a irse para evitar su aprehensión. La primera entrada a escena de Toretto es vitoreada igualmente por hombres y mujeres, quien a pesar de ser un refugiado de la justicia es capaz de llegar a una sensiblería extrema sin derramar una lágrima.



Y para hacerle contraparte a Vin Diesel, no se necesita un agente especial analítico y sagaz, lo que se busca es un gigante que lo aplaste, aparece “The Rock”, o Dwayne Johnson, reconocido por su rol en El Rey Escorpión, quien finalmente cumple su papel de manera estricta en lo que es requerido: servirle de una ligera obstrucción en los planes de Toretto.



El ensamblaje actoral entre la diversa etnicidad del elenco que responde a la búsqueda de ampliar el target objetivo en el público, tanto en que éste tenga una cuota de representación en el filme tanto por raza como por edad, genera un equilibrio entre personalidades que crea una conexión con la audiencia en desmesuradas proporciones.

Como en todas las entregas de Fast, repite un estricto y seleccionado parque automotor como el actor más valioso, responsabilidad directa de Dennis McCarthy, -coordinador especial-. Un total de 200 de ellos destruidos que iban siendo reconstruidos en la noche para ser reutilizados en el día, según datos de producción.





Una cinematografía excelsa en Rio de Janeiro, junto a un, sino perfecto, por lo menos atractivo, ensamblaje actoral, un guión que responde estrictamente a lineamientos preestablecidos en esta franquicia, varias escenas cargadas de altas dosis de humor y brillantes secuencias de acción, muchas de ellas que contradicen toda ley física, y que aún así lo ignoramos, convierten a este filme en un espectáculo para todo ferviente seguidor de la saga.

Escena para no perderse: Absolutamente todas. Especial mención para el arrastre de la bóveda.


Mi recomendación: No se pierda de esta pieza de acción. Y quédese después de los créditos. Una sorpresa le aguarda!

5/01/2011

AGUA PARA ELEFANTES

Publicado por Carolina Pardo Delgado |














Teniendo en cuenta que el amor es un elemento de gran poder atractivo en las historias, y, tal como James Cameron se aventurara años atrás a valerse de los personajes de Jack y Rose para mostrar el hundimiento del Titanic, Sara Gruen, la autora del libro Agua para elefantes propone explorar esta obra como un compendio de la crueldad ante los animales a través de una historia de amor.








Y precisamente, es así como me gustaría ver más este filme, cuando el amor es un pretexto para puntualizar otros elementos, porque la relación amorosa entre los personajes interpretados por Pattison y Witherspoon cae en profundas aguas abismales, muy a pesar de los reiterativos e infructuosos esfuerzos de ésta última por demostrarnos que son el uno para el otro.



Es probable que muchas mujeres se encuentren rendidas por los incipientes encantos de Pattison, -que se semejan a los inicios a otro actor quien empezó a relacionarse íntimamente con sus personajes de manera tardía-, pero es definitivo que el casting de éste fue un desastre para la producción entera. Que es probable que alcance altos niveles de audiencia? Por supuesto que si. Una cosa es la belleza y otra muy distinta el talento. Y la belleza en el negocio del cine Hollywoodense, tal como se viene probando en años de recaudación económica, es casi que indispensable.
Y como todo héroe necesita un villano, tenemos a Christoph Waltz quien una vez más prueba la riqueza exploratoria de sus personajes oscuros que no se repiten a si mismos, y quien logra, a pesar de ser el verdugo de crueldades extremas e inexcusables, que las ignoremos y hasta por poco, perdonarlo.




Las restringidas locaciones utilizadas no empobrecen a la historia, al contrario, le otorgan cierta familiaridad al espectador, cual si entráramos en una casa para instalarnos ahí, cuando, precisamente lo que se desea señalar es la integración entre los distintos habitantes de un circo. Dicha relación se engrana a la perfección.



Otro elemento que aporta al detrimento del filme es el total despilfarro en su belleza cinematográfica, evocando a través de la lente y el vestuario, entre muchos otros menesteres artísticos, el contraste entre la depresión de los años 30 y la búsqueda constante de la elegancia exterior a pesar del período, que al parecer era constante entre ciertas personas de la época.





Fallos como una posible adaptación del guión, de una historia que si bien logra establecer ciertas denuncias en contra de la crueldad ante los animales, no logra conmover del todo, sumado a una obvia falta de química entre los personajes principales, y una dirección de actores ausente, que es constante en todo el filme, hunden esta historia tanto como el Titanic, a la cual irónicamente parece haberle prestado su inicio.



Escena para no perderse: Todas donde esté la elefante y Waltz, por supuesto.



Mi recomendación: No vaya con las expectativas muy altas y no será decepcionado.

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