Tenía un presentimiento de que no sería decepcionada. Y pasó más que solo eso. No sólo no fui decepcionada, sino que hubo varios elementos sorpresas para mí que no quise ahondar mucho en la búsqueda de imágenes o datos técnicos mientras su pre-producción.

Y cuando ingresamos al rápido de Five que ésta vez extravió el furioso, vemos el Cristo Redentor, símbolo art-déco inconfundible de la religiosidad en Brasil, y Justin Li, su director, hace gala de esta imagen reiteradamente para posicionar a su elenco multicultural en Rio de Janeiro, y los transporta hacia el lado sublime de la ciudad y, de la misma forma, los traslada hacia el punto deteriorado de la misma: las reconocidas favelas o asentamientos precarios en el cinturón de la miseria. Este contraste ya había sido resaltado en Ciudad de Dios o sin irnos tan lejos, en el filme animado Rio.
La icónica dupla equilibrada entre la fuerza y la dulzura de Toretto Y O’Conner, vuelve a brillar una vez más, con más fulgor que en las pasadas entregas. Ellos no necesitan excelsos momentos de actuación, porque el filme busca concentrarse en hacerle honor a su nombre a través de un elemento que se repite a sí mismo y no se desgasta: la adrenalina.

Y éste es precisamente uno de los motores de combustión –acaso el principal- que los enciende cada vez que se avistan los unos a los otros. Y ésta es la razón por la que sus seguidores hacen largas filas para poder verlos nuevamente, porque son la encarnación de la más pura libertad, de la manifestación de un ego creciente, la perenne búsqueda de la satisfacción propia por encima de todo y la creencia de que todo es posible en cuanto a extraer dinero de manera ilícita se refiere.

Y para hacerle contraparte a Vin Diesel, no se necesita un agente especial analítico y sagaz, lo que se busca es un gigante que lo aplaste, aparece “The Rock”, o Dwayne Johnson, reconocido por su rol en El Rey Escorpión, quien finalmente cumple su papel de manera estricta en lo que es requerido: servirle de una ligera obstrucción en los planes de Toretto.

El ensamblaje actoral entre la diversa etnicidad del elenco que responde a la búsqueda de ampliar el target objetivo en el público, tanto en que éste tenga una cuota de representación en el filme tanto por raza como por edad, genera un equilibrio entre personalidades que crea una conexión con la audiencia en desmesuradas proporciones.


Una cinematografía excelsa en Rio de Janeiro, junto a un, sino perfecto, por lo menos atractivo, ensamblaje actoral, un guión que responde estrictamente a lineamientos preestablecidos en esta franquicia, varias escenas cargadas de altas dosis de humor y brillantes secuencias de acción, muchas de ellas que contradicen toda ley física, y que aún así lo ignoramos, convierten a este filme en un espectáculo para todo ferviente seguidor de la saga.
Escena para no perderse: Absolutamente todas. Especial mención para el arrastre de la bóveda.