OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.






Así como los sueños y pesadillas que nos acompañan en la noche representan los miedos más profundos que tenemos en la psiquis y en el alma, de la misma manera el cine refleja, entre otros miles de sentimientos, esos miedos que nos trastornan la estabilidad emocional, y el más reciente se distingue por ser el miedo al exterminio de la raza humana.


El Armageddon, apocalipsis, o fin de la civilización, cuantas definiciones se le requiera otorgar a ese momento que consideramos como maquiavélico y de profundas disquisiciones escatológicas ha sido trasladado a la pantalla con una reiteración más ininterrumpida en este milenio de la que habíamos sido espectadores. Es necesario y contingente repetirlo: Tenemos miedo a que la raza humana tenga su fin.



Que la teoría maya nos haya cedido el terrible mensaje que esto que conocemos como vida no vaya más allá del 21 de diciembre de 2012, que quien sabe cuantas profecías existentes y desconocidas coexistan acerca de este fatídico evento. No tengo idea. Filmes como “Armageddon”, “2012”, “Wall E”, “The Day after tomorrow”, “Waterworld”, “I am legend”, “Last man on Earth” “12 monkeys” “Death Race”, “Mad Max” y una lista interminable, por solo nombrar algunas del cine pudiente hollywoodense, se aprovechan de aquellos miedos del hombre para conferirles una exploración minuciosa, tal vez demasiado desesperanzadora para mi gusto, aunque con una definitiva búsqueda de la conciencia social.


The Road, se configura así como otro filme a ser añadido a esa línea de denuncia ambientalista reducido a un thriller post apocalíptico que, si bien es cierto que gracias a la cruda, grisácea y angustiante cinematografía conferida por el español Javier Aguirresarobe, nos traslada fielmente a la descripción ambiental visionada por su autor, Cormac McCarthy, el filme está adherido de fallas que no lo permiten elevarse a una categoría más sublime.


Viggo Mortensen el actor principal de este filme, quien se encuentra en el momento de perfección de su talento en el que cualquier rol que tome lo encarnará más que fielmente, se convierte en el eje central de esta adaptación cinematográfica que aunque muchos críticos concuerdan en que presentarla como una gran pieza de arte a mi parecer sus fallas en la conexión con el espectador son temiblemente ineludibles a pesar de los continuos esfuerzos de Mortensen o del cameo de Robert Duvall, a quien no reconocí sino hasta después de los créditos.



A resaltar ampliamente se encuentran las crudas escenas de violencia tipo gore en el que el canibalismo hace su triste presencia. Escenas totalmente justificadas, pero como ya lo he expresado anteriormente, no de mi gusto.

Llamó mi atención de manera ofensiva la inclusión de la publicidad a la Coca-Cola. Después que se acaba con toda posibilidad de alimentación en el mundo, donde no existe ni el agua, el protagonista halla en un dispensador tal líquido precioso. Es indispensable cuestionarnos que tan pertinente sea esto para el espectador, a mi parecer le resta credibilidad al filme.

Una conjunción de fallas como la falta de personalidad y sello del director en conectar a sus actores con la audiencia, provoca que se desperdicie un excelente libro, soberbios actores y una más que exquisita dirección artística en algo que pudo haberse convertido como el mejor filme post apocalíptico. John Hillcoat tuvo todo a su favor pero al final nos hace entrega de algo que pudo ser y no fue.

Y lo único que me quedaron ganas fue de tomar Coca-Cola antes de que llegue el Armageddon.

4/25/2010

CELDA 211

Publicado por Carolina Pardo Delgado |



¿Cómo puedo amar al “malo” de la película? ¿Es posible que ya no posea sentimientos humanos normales que me indiquen que debo, por valores morales, adorar al “bueno” y odiar al “malo”?

Aprendí a amar,-lo manifiesto en el sentido histriónico- a Luis Tosar desde que le vi en el film “Te doy mis ojos” (2003) de la directora española Iciar Bollaín. Su encarnación de un personaje que maltrata a su esposa físicamente debido a sus inseguridades como hombre machista, llamó mi atención. Manifestar lo más terrible de la condición humana a través de la interpretación, solo se consigue a través de una catarsis profunda y un talento del cual muy pocos poseen acceso.

Repitiendo o incluso, perfeccionando a través de una fuerza escénica compleja y sentido de la verdad profunda, Luis Tosar nos logra introducir en un recinto en el que se coloca a prueba la necesidad de sobrevivir a toda costa, donde las tensiones se agudizan y la vida se torna en un continuar absurdo.


Reencontrarse con el género señalado como “drama o thriller carcelario” puede que no se convierta en un atractivo para el espectador común que desee permanecer en un rato de ocio y simple diversión. Si nos remitimos a este género se debe conocer con su debida antelación que los espacios cerrados, claustrofóbicos como en esta instancia, la cárcel, generan como primera medida una lucha por la supervivencia humana. Dichos relatos generarán grandes dosis de violencia física, verbal, además de desasosiego y demás frustraciones.


Sinopsis extractada de mi amiga la Higuera.net: “El día en que comienza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, Juan (Alberto Ammann) se ve atrapado en un motín carcelario. Haciéndose pasar por un preso más, luchará para salvar su vida e intentar dar fin a la revuelta, liderada por el temido “Malamadre” (Luis Tosar). El joven tendrá que jugársela a base de astucia, mentiras y riesgo, sin saber todavía qué paradójica encerrona le ha preparado el destino”.


Una construcción excelsa a partir de una imponente, memorable e hipnotizante interpretación central de Luis Tosar, un guión que sabe manejar las tensiones y doblega los puntos de giro a su antojo junto a una dirección técnica más purificada de lo que nos tiene acostumbrados el cine español. Un filme que defiende a capa y espada todos sus goyas recibidos y que además se cuestiona con firmeza por que no lo propusieron para los oscares…


“El hombre nace naturalmente bueno es la sociedad lo que lo corrompe” Jean Jacques Rousseau.


Que la violencia no sea tan innata a la mujer, como lo es al hombre, me corresponde preguntarme porque esa violencia tan finamente expuesta en este filme atrajo mi atracción. Con sus debidas pinceladas francesas de una cruda narrativa visual, las imágenes de este filme aunque un poco extendidas –debido al largo del filme- son propias de un lirismo colérico que se absorbe a cada minuto.


Si alguna vez se preguntó que sería si Michael Corleone hubiese sido colocado en otras circunstancias, como por ejemplo, en una prisión francesa, con una mafia corsa en vez de una italiana, y sin una familia que lo respaldara. Jean Jacques Audiard –su director- le puede mostrar que le sucedería.


Evitar las comparaciones en este filme es totalmente ineludible dado que es necesario y contingente, indagar que sucedería en caso de que un hombre relativamente bueno, sea fuertemente presionado por las circunstancias a convertirse en un asesino y un correcto manipulador de situaciones a su favor. Como diríamos en términos colombianos, tal como le denominaban a un reconocido líder del cartel de la droga, podría aseverar que su protagonista se convierte en todo un “Ajedrecista”, tal como lo otorga esa conjunción perfecta entre preparación y sagacidad encuentra oportunidad.


Mi amiga la página Film Affinity les regala la sinopsis: “Un joven árabe (Tahar Rahim) de apenas 19 años ingresa en prisión para cumplir una pena de 6 años. Dentro la vida es dura, pero el joven despliega poco a poco un potente carisma capaz de hacer frente a los miembros de la mafia corsa de la prisión en intramuros.


Este filme alabado como el mejor del festival de Cannes, (Un profeta, profeta en su tierra) seleccionado candidato al Oscar 2010 en el apartado de película de habla no inglesa, eleva la dirección técnica a otra categoría en la que escenas largas, encuadres novedosos mezcladas con cámara al hombro y acercamientos se convierten en un exquisito plato para el paladar del espectador. La cámara se convierte en amiga, amante y enemiga del personaje principal, lo sacude hasta el extremo y lo ayuda a madurar.

Y aquí tocamos el momento más culminante de la historia en el que el proceso de maduración de Malik El Djebena -el protagonista- se asemeja al del más sublime de los vinos. Transmutarse de hombre casi inocente y puro, a calculador asesino y traficante nos muestra como las decisiones que tomamos en un momento nos pueden llevar hacia un camino o el otro. Ahora, pudo él haber tenido la oportunidad de escoger otro destino? Espero escuchar esa respuesta de ustedes. Los que no podrán perderse este ambicioso, claustrofóbico aunque sumamente provocador thriller de gansters.


Escena para no perderse: El tiroteo en la camioneta todoterreno.


Mi recomendación: No espere a que este filme lo transmitan en cinco años en los canales nacionales doblado al español. Respete el idioma original. Porque la voz propia de los actores tiene una fuerza única y transmite tanto como el lenguaje corporal. Después no diga “a mi no me pareció tan buena”…

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