OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.

1/05/2012

WAR HORSE

Publicado por Carolina Pardo Delgado |



Es de esperarse, dada nuestra condición humana que nuestros valores sean más elevados que el de un animal. Pero en tanto nos enfrentamos a este filme, esa obviedad queda en discusión. Que es un animal entrenado. Que la dirección, edición y demás funciones técnicas lo convierten en la estrella que es. Obvio. Pero puede que esto termine de dar prueba que algunos animales hacen gala de mayor nobleza que el ser humano.

El protagonista de esta historia es el hilo conductor de varias historias entrelazadas, es un animal brioso, testarudo y noble que cabalga sin rumbo fijo, pero que tiene un destino marcado, por no decir varios.

Una altamente pronosticada nominación al Oscar a mejor película fue el motivo principal que me guio a verla. Además del sello de Steven Spielberg por lo que cine de autor y una clara denuncia al maltrato animal se conjugan para subrayar el horror de la guerra.

Un factor que llama la atención sobre el filme es precisamente que en temática de guerra de época los caballos son estipulados como meros medios de transporte, y en ésta los humanos tienen un plano determinante sobre la historia, pero no definitivo. Sus vidas son tocadas cual de una vara mágica se tratara por los encantos de Joey. Porque pareciera que su destino es este y no otro: ir por la tierra desafiando el odio/amor de sus amos que pende de un hilo.

Este melodrama con más respiros jocosos de los esperados, le otorgan una calidad más familiar al relato. La simplicidad de la historia al señalar la Primera Guerra Mundial como un discurso doloroso, presente, aunque soslayado, terminan configurándose en un motivo para demostrar la valentía del animal.

La deslumbrante fotografía naranja hacia el final de la narración, es una clara oda a los westerns, y en general, la naturaleza es coloreada con claros tintes impresionistas y en su narrativa puede que contenga varios clichés emocionales, que aunque no logran exudar del todo una lágrima, por lo menos crea un claro nudo en la garganta. El claro antropomorfismo propio de los discursos infantiles se ve exaltado, entre otros aspectos, en un uso casi imperceptible del CGI en los ojos de Joey.

Y a pesar de que Spielberg elige actores en su mayoría desconocidos, aparte de Emily Watson, para generar precisamente, mayor interés en la historia, y esquivando a los altibajos del coprotagonista –Albert- ayudado por la edición, el complejo actoral está en el nivel prudente como para realizar la conexión necesaria con el espectador. Celine Buckens –la niña Emilie- asombra con una lágrima y una mirada perdida hacia el infinito por la pérdida de sus padres, control emocional que cualquier actor adulto podría envidiar.

Puede que la narrativa antigua no cale en la mente de algunos espectadores, pero el sentimentalismo exacerbado no deja indiferente, y la grandilocuencia en la dirección asombra en la maestría técnica, la dirección de actores, el entrenamiento equino y sobre todo en la orquestación de todas las áreas dejando como resultado un producto que cumple más allá de sus expectativas.

Escena para no perderse: Absolutamente todas.

Mi recomendación: Si es muy sentimental, diríjase a la sala con un pañuelo.


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