OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.




La respuesta acerca del origen de la vida es un tema que nos trastorna desde milenios atrás, y esta es precisamente la premisa sobre la cual Prometheus yace. Mientras un grupo de exploradores de distintas disciplinas emprenden un viaje a bordo de la nave espacial Prometeo en búsqueda de los inicios del ser humano. Y, como estas preguntas se quedan sin respuestas se podría inferir que existe la posibilidad de una secuela.



El nombre que le da título a la nave es Prometeo, que en la mitología griega representa a un Titán. Él era un campeón de la humanidad, conocido por su inteligencia astuta, que robó el fuego de Zeus y se lo dio a los mortales .  Su mito ha sido tratado por un número de fuentes antiguas, en el que Prometeo se le atribuye - o acusado de - jugar un papel fundamental en la historia temprana de la humanidad. La analogía se torna más evidente conforme avanza la historia, en la que los exploradores tienen el mismo destino que el Prometeo griego por haber retado a los dioses. Y como dato curioso, es el fuego otorgado a los humanos por Prometeo –el griego- el que es utilizado como arma para atacar a los alienígenas -O Xenomorfos como se reconoce a la forma terrestre de criaturas nombre atribuido por Elllen Ripley- a través de los lanzallamas que carga la nave como protección del equipo ante alguna amenaza exterior.



Ahora, a pesar del gran despliegue de efectos especiales tan descomunales en su tercera dimensión que sorprenden hasta dejarnos estupefactos y boquiabiertos, y de muchos otros aspectos positivos, el filme decae de manera casi que permanente a causa del guión que transita de manera recurrente entre escenas planas de diálogos y escenas de adrenalina desenfrenada, aunque, lamentablemente, no sale bien librado de este juego entre lo uno y lo otro. Así, la ausencia de solidez en el guión se convierte en el primer y único problema de Prometeo. Y aunque extravía gran parte de la claustrofobia propia de sus predecesores –que en este caso serían sus secuelas- maneja varios momentos de tensión que valen la pena presenciar.


Entre los aspectos más destacables se encuentran los actores protagonistas, Michael Fassbender, en representación de David, el androide con sentido de lealtad único hacia su creador, pero con un sentimiento generalizado de desdén, curiosidad y arrogancia hacia los humanos, -ya que éstos no lo impresionan-, que se comporta como un niño mientras juega en la nave como si estuviese en el recreo, y que observa la misma película una y otra vez -Lawrence de Arabia-  para apropiarse de los diálogos: “El truco, Potter es que no importa que duela”, lo oímos repetir esta frase una y otra vez. Es como una especie de ayudante o ama de llaves del líder de la compañía que financia la expedición, pero que maneja unos objetivos propios. Y junto al personaje de Noomi Rapace -que interpreta a Elizabeth Shaw en el mismo estilo de mujer férrea, dura, invencible con un complejo instinto de supervivencia que maneja cierta remembranza al personaje emblema de Sigourney Weaver-, se convierte en uno de los más memorables.
A pesar de que los personajes humanos no son delineados en su totalidad, hay que otorgar menciones para Guy Pearce como Peter Weyland, director de la compañía, quien logra sobreponerse a su maquillaje poco creíble para darnos su versión de un nonagenario – muy probable con más antigüedad-, con toda la ambición necesaria para llegar al final de sus días buscando el origen de la humanidad. No pudiendo decir lo mismo de Charlize Theron, que ésta vez se queda a medio camino del perfil del líder-villano y nos deja con un sinsabor que su personaje pudo haber proporcionado una cantidad mayor de conflictos.

Una de las escenas que más impresiona, es sin duda la inclusión de la operación – lo enunciaré así simplemente para no agobiar al lector con spoilers- donde hay una instalación médica de alta tecnología, que cuenta con una cápsula médica robótica (llamado Med-pod) que puede tratar cualquier necesidad hospitalaria o cirugía de emergencia.

Se le añaden puntos además, por haber trabajado en sets de filmación, pudiendo hacerlo en su totalidad a través del CGI, siendo esto una preferencia del director Ridley Scott por conservar la mayor capacidad de autenticidad posible. Los diseños de la nave se hicieron a partir de modelos de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, por Arthur Max, director de arte que ya ha tenido un extenso trabajo colaborativo con Scott, -véase Américan Gangster y Gladiator- , y que de la misma forma realizó el diseño tanto del planeta en el que aterrizan como todo lo que circunda en su exterior e interior. Las líneas vanguardistas de la nave insignia fueron primordiales para demostrar que la misma estaba equiparada con toda la tecnología necesaria para transportarse hacia otro planeta.


Así que más de tres décadas después que se iniciara la mezcla entre ciencia ficción y terror que suponía Alien, Scott, el director, planteó que era hora de volver a sus raíces ya después de haber explorado otros campos, no obstante, Prometeo conserva algunas líneas generales en similitud, pero transita tanto por lo filosófico que se olvida de la acción-terror que nos brindaba la primera. No obstante, el director, ha enunciado que Prometeo está enmarcado en otro “universo” completamente distinto.



Vale la pena apreciarla en tercera dimensión pues ha sido una de las pocas que ha sido originalmente filmada con cámaras 3D, sin conversión post- producción, lo cual le otorga un sentido de profundidad propio del formato y del detalle de cada elemento de las escenas. Pero su tercera dimensionalidad no es expuesta de manera exagerada o desordenada, en cambio nos resalta la capacidad del formato mismo.

Escena para no perderse: LA OPERACIÓN!!!! (Va en mayúsculas).

Mi recomendación: No vaya con expectativas altas y será recompensado.




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