“Este lugar me hace pensar… ¿Qué es peor? Vivir como un monstruo o morir como un hombre decente?”.
Martin Scorsese lo ha logrado nuevamente. Con un estilo vivazmente expresionista que nos conduce a un exquisito thriller psicológico, su director hace gala de una de sus grandes obras, y, aunque en el futuro no será visionada como la mejor de su carrera, si como una brillante y excelsamente tensionante pieza de arte.
Es estrictamente necesario referirnos al escritor estadounidense Dennis Lehane, quien se presenta como la soberbia y fluida pluma de obras que han sido trasladadas de manera magistral al cine, a saber, “Gone baby gone”, y una de mis favoritas dirigidas por Clint Eastwood, la ya legendaria “Mystic River”. Es reconocido que Lehane dota a sus personajes de una dualidad circular (debido a la complejidad) y moral que les brinda un mayor despliegue de emociones y, por lo tanto, una mayor empatía para el lector/espectador. En Shutter Island nos confirma su cualidad de escritor de trazos firmes y diálogos intensos.
Si de referencias anteriores hay que elucubrar nos beneficiamos de la mítica “One flew over the Cuckoo’s Nest” (1975), y de Quills (2001) en la que la unidad de lugar se repite. Una institución mental, en un tiempo anterior de la reforma psiquiátrica donde los procedimientos para las enfermedades mentales eran intensamente cuestionados, aunque, para nuestra fortuna no eliminados en su totalidad.
Sinopsis extractada de Wikipedia : “En 1954, los agentes judiciales Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) y Chuck Aule (Mark Ruffalo) son enviados a una institución mental para criminales situada en Shutter Island, con el fin de buscar a Rachel Solando, una psicópata que ha escapado misteriosamente de su celda. Una vez dentro, conocen al doctor John Cawley, la cabeza visible de la institución, quien no está dispuesto a colaborar con los agentes. Una tormenta los deja atrapados en la isla, y un caos entre internos empeora la situación. A lo largo de la cinta, las circunstancias en el interior de la isla hacen renacer los recuerdos y los conflictos internos del protagonista central, en donde el suponía que llevaban ahí a los internos para hacer experimentos con ellos.”
Del casting se desprende directamente Di Caprio, del cual, debo admitir que no soy una admiradora profunda. No obstante, puedo asegurar que nos ofrece una interpretación con un elevado sentido de fe y verdad. Este actor comienza ya a rendir los frutos de su vasta y aunque, no muy alabada experiencia.
Mark Ruffalo, líder de una aguda sobriedad interpretativa magnificada con su tono característico de voz pausado, abre paso de manera humilde para que el protagonista, Di Caprio, pueda brillar y de la misma forma establecer una estrecha relación entre ambos. Pocos actores reflejan esa valentía de alejarse del spotlight y Ruffalo es uno de ellos.
Jackie Earle Harley, (Watchmen), a pesar de su corta aparición, nos confirma una vez más por que su posible encasillamiento de roles oscuros no es más que la combinación de su rostro con fisonomía malévola y su facilidad innata para la comprensión profunda psicológica de los personajes que encarna.
Excelentes interpretaciones, brillante dirección, un guión con un eje central seductor y puntos de giros emocionantes e inesperados, insuperable puesta en escena, hacen de este film un MUST-SEE en su lista de películas por ver en este mes. Eso sí, tenga muy pendiente el camino de regreso a su hogar.
Ahí se las dejo.
http://campus.usal.es/~revistamedicinacine/Vol_3/3.2/esp.3.2.pdf/manicomios.pdf
http://es.wikipedia.org/wiki/Expresionismo#Cine