Debido a una extraña y casi inusual naturaleza sumamente inquisitiva que me caracteriza, me encontré tratando de inferir en algún momento cómo sería el sentimiento que se tiene hacia un hijo. Y, aunque haya podido vivenciarlo de forma invertida, e incluso percibirlo, no sabría que haría en caso de que tuviera una pérdida de esa magnitud.
Perder a un hijo o una hija. Nótese que el término “perder” podría ser denotado simplemente como la huida física de este miembro a cualquier x lugar del mundo. Pero, ¿y si ese hijo, falleciera? ¿Y si dicha persona que usted creó con el mayor esfuerzo y amor que alguna vez imaginó posible, fuera asesinado? ¿Qué haría? ¿Sería usted benevolente con el infractor, o, en el peor de los casos, sería usted capaz de lo inimaginable para llevar a cabo una temible venganza?
Este eje central ya había sido brillantemente capturada y explorada en el film “Taken” (2008), o, en una línea muy parecida, con un guardaespaldas que es salvado del infierno en que se le había convertido su vida hasta que aparece en escena una niña a la cual le comienza a profesar un gran cariño en “Man on Fire” (Veáse en este blog un escrito inspirado por el film) " A propósito de las Llamas" (2004). Ambas altamente recomendadas.
Beneficiarse de una fórmula de la que se han obtenido excelentes resultados con anterioridad, puede o, muy fácilmente conducir un éxito o un fracaso. En el más deprimente de los casos, ser considerado como una mala imitación de la original.
No hay mayor pecado que desperdiciar por completo a un complejo de actores con los cuales se puede obtener una calidad suprema de pureza intimista y natural, como es el caso del veterano Mel Gibson, quien regresa delante de cámaras después de una ausencia de ocho años. Así mismo, desperdiciar a Ray Winstone, (Jedburg) obligándolo a una monotonía que raya en el aburrimiento, termina confluyéndose como insoportable. La ausencia de dirección de actores es cruelmente palpable. Los antagonistas están restringidos a un estereotipo tan común, que en vez de desviar la historia para que el espectador indague por su cuenta, te remarcan una y otra vez su clara incapacidad para sorprender.
Edge of Darkness, es la adaptación de una miniserie de Londres que se benefició de un éxito rotundo en el año 1985, dirigida por el mismo director del film, Martin Campbell, (Casino Royale). Si el traslado a la gran pantalla hubiese tenido cabida antes de que llegaran los films anteriormente mencionados, éste habría sido un éxito. Lamentablemente, para superar una línea que ha sido virtuosamente explorada con anterioridad, se ofrece como necesario un replanteamiento de la historia.
Esta es la sinopsis extractada literalmente: “Thomas Craven (Mel Gibson) es un veterano detective de homicidios del distrito de policía de Boston y un padre viudo. Cuando su única hija, Emma (Bojada Novakovic) de 24 años, es asesinada en las escaleras de su casa, todo el mundo supone que él era el objetivo. Pero él pronto sospecha lo contrario, y se embarca en la misión de averiguar la vida secreta de su hija y de su asesinato. Su investigación le lleva a un peligroso y engañoso mundo de encubrimientos corporativos, connivencia gubernamental y asesinato—y a un misterioso agente del gobierno, Darius Jedburgh (Ray Winstone), que ha sido enviado para eliminar las pruebas. La solitaria búsqueda de Craven de respuestas sobre la muerte de su hija se convierte en una odisea de descubrimiento emocional y redención.”
En referencia al guión, si bien es cierto que ofrece algunas escenas contadas sorpresivas, auxiliadas éstas por la crudeza visual narrativa, los puntos de giro son prácticamente inexistentes.
Se podría resumir como un thriller medianamente elaborado, con algunos toques sorpresivos, que ofrece una buena, aunque desgastada actuación central de Gibson.
Mi recomendación, si usted ha visto las mencionadas anteriormente, sólo remítase a ésta si es un admirador del trabajo de Gibson. Si no, déjela pasar.
1 comentarios:
Excelente reseña con la cual comparto varios puntos de vista. En líneas generales me pareció una cinta medianamente correcta, pero sólamente salvada por unas cuantas escenas de acción muy bien filmadas por Martin Campbell. Sin embargo, el desarrollo del guión no fue del todo bueno y la actuación de Mel Gibson fue, para mi sorpresa, francamente pobre.
Saludos!
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