OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.

4/10/2012

A DANGEROUS METHOD (Un método peligroso)

Publicado por Carolina Pardo Delgado |





Mucho antes de que el psicoanálisis fuera aprobado como método de investigación y como práctica sicoterapéutica, su mayor exponente, Sigmund Freud, tuvo que luchar entre los círculos médicos de Viena para luego aislarse y llevar a cabo numerosos estudios escudriñando con gran poder deductivo, los orígenes de las enfermedades nerviosas, las cuales fueron finalmente relacionadas por este neurólogo con el sexo. Entre sus seguidores, se encontraban Alfred Adler y Carl Jung, quienes más tarde iniciarían prácticas acordes con las teorías de su maestro, aunque con significativas divergencias acerca de que el componente sexual era la base intrínseca de todas sus teorías y otros elementos relacionados.



Un filme eminentemente intelectual,- no por ello tedioso-, basado en el libro “El método más peligroso” de John Kerr y a su vez, en la obra de teatro “The Talking cure” de Christopher Hampton. Y dirigido por David Croneberg a quien se le conoce por su estilo en el que entrelaza lo psicológico, lo físico y la violencia sexual.


Con un selecto complejo actoral conformado por Viggo Mortensen, Michael Fassbender y Keira knightley, esta obra que se decanta por una estructura epistolar entre Freud y su discípulo, Carl Jung, demuestra una gran riqueza narrativa, casi teatral en la puesta en escena. Y a pesar de que su tema pueda parecer complejo al espectador desprevenido, su presentación tiende a combinar de modo ligero, aunque no superficial las teorías que hasta nuestros días catapultaron a la fama al médico austriaco y y se lleva a cabo, igualmente, la introducción de un personaje desconocido para la mayoría de nosotros, Sabrina Spielrein.


Spielrein fue una judía con problemas de histeria quien fue enviada a Zurich, Suiza y puesta en manos de Jung quien utilizó el entonces novedoso método del psicoanálisis para la cura de la Histeria, una enfermedad mental con desordenes entre la risa compulsiva y llantos, combinada con episodios depresivos. Luego, en el transcurso del filme, sale a flote la relación sexual-sadomasoquista que llevó durante largo tiempo con Jung convirtiéndose en su amante.

Lejos de ser un simple pretexto para enaltecer las teorías del fundador del psicoanálisis este filme es un excelente comienzo para aquellos quienes deseen iniciarse en las teorías de la ahora, reconocida práctica y adentrarse en los inicios del siglo XX, época donde se llevó a cabo su origen.

A través de excelsos escenarios, vemos la relación fraternal y a la vez distante, entre estos dos intelectuales, la lucha entre el pensamiento de Freud y la practicidad de Jung que lo guió a pensar incluso en posibles fenómenos paranormales – estando un poco más cerca del pensar del siglo XXI- y la incursión de Spielrein, como la primera mujer miembro de una asociación del psicoanálisis y por lo cual una excelente heredera del método después de ser curada por Jung. Lo interesante aquí, es que sus propias experiencias como paciente fueron empleadas ulteriormente para emprender su formación académica y posterior práctica, llegando a dominar sus propios demonios para ser consumida luego por la irracionalidad de los momentos previos a la primera guerra mundial.


Viggo Mortensen, en su tercera colaboración con el director, encarna con gran precisión de cirujano una semblanza de lo que pudo haber sido Freud, un hombre con voz profunda, sentado la mayor parte del tiempo en su oficina, al que no le importan las conversaciones extensas de horas y horas, disertando acerca de impresiones analíticas del comportamiento humano, en las que a la interpretación de los sueños se les otorgaba una importancia del mismo grado al de una enfermedad de la mente. Su lenguaje corporal, el de Mortensen, no nos defrauda, y nos brinda movimientos acorde con la época, lo que nos brinda mayor seguridad en la interpretación.

Igualmente, Fassbender impresiona una vez más, al caracterizar con gran carisma al aristócrata sobrio y de doble moral, Carl Jung, con facilidad expresiva tanto corporal como facial, y en compenetración con su compañera, Knightley, quien ya tiene una larga experiencia en filmes de época, pero que por momentos sobreactúa creando un ligero decaimiento en la obra. No obstante, es clara en reafirmar su posición como la mujer que juntó a estas dos icónicas figuras y así mismo, las separó. Al entrelazar las vidas íntimas de estos personajes con la teoría sin que resulte un filme denso y difícil de digerir, yace la habilidad directorial de Croneberg.

Un filme altamente recomendable con cualidades intelectuales y perversas que guarda su distancia emocional, pero que nos compensa con gran información, en el que se halla una parábola de la sexualidad moderna y nos permite dar un vistazo al pensamiento ortodoxo y la instancia moral suprema de Freud como padre del psicoanálisis y su rechazo hacia las especulaciones.

Escena para no perderse: Todas

Mi recomendación: Si está en búsqueda de algo estimulante e intelectual ésta debe ser su primera elección.

4/06/2012

SHAME (DESEOS CULPABLES)

Publicado por Carolina Pardo Delgado |



Un adicto al sexo a través de los ojos de Michael Fassbender –actor principal- llama la atención debido a la exactitud perturbadora con la que se sumerge en su personaje. Fassbender después de haber asombrado al público en festivales internacionales demuestra que puede encarnar fácilmente un hombre cegado por su obsesión a través de dotes actorales y físicos.

Ahora, por las múltiples escenas de contenido sexual explícito, que puede lindar por momentos con la pornografía, un actor con sentido de pudor más amplio no hubiese podido caracterizar a Brandon. Paralelamente, desde el punto de vista moral, puede que algunos espectadores lo encuentren ofensivo y otros simplemente lo vean como la expresión de lo que es: un hombre con una incontrolable adicción libidinosa.

La banda sonora llevada a cabo por múltiples artistas, pero que brilla con las composiciones originales de Harry Escott, en especial la elegida para el tráiler, y que igualmente es empleada en las escenas iniciales y en intermedio, le dan fuerza al filme indicando unos ciertos clicks de un tiempo que avanza –lo que crea desesperación en el espectador- , tiene una tonalidad oscura –como la de la vida de su personaje-, que nos ayuda a sumergirnos en el universo de Brandon, y a la vez transmite su propia desesperación con notas in crescendo que terminan por generar angustia, la misma que Fassbender nos demuestra al correr de la cinta.

Y puede que algunos se identifiquen con Brandon o sencillamente, no, un hombre vacio en búsqueda de algo que le llene, escogiendo el sexo como manera de aliviar el sinsentido que tiene su vida. Y lo vemos en una constante lucha entre entregarse hacia actividades enteramente hedonistas y compartir un poco de tiempo con su hermana con quien tiene una relación austera, ausente y algo psicótica. La contraposición es clara: él a quien no le interesa la conexión emocional y ella, claramente necesitada de la misma.

Por alguna razón Brandon se lastima a sí mismo, porque no está en control de su terrible adicción, de su vida pasada sabemos poco, pero se intuye que en la forma de percibir sus relaciones emocionales, algo lo condujo a identificar a las personas como simples medios de satisfacer sus mundanas acciones. A pesar de ello, su alta vulnerabilidad y simpatía nos seduce, este personaje en otro actor simplemente guiaría a ser juzgado. Pero el espectador, en cambio, prefiere una posible redención para el protagonista.

Una segunda colaboración de Fassbender con el director Steve Mcqueen, que demuestra su estilo a través de múltiples escenas de cámaras al hombro e intrusivas, tanto, que los primeros planos que parecen golpearle el rostro a los actores antes de producir repulsión otorgan un sabor intimista. De igual forma, largas e ininterrumpidas escenas hacen parte del conocido proceso creativo de McQueen.

Un drama erótico-sexual que no logra avanzar en su narrativa, tanto como podría, pero que nos conduce al más íntimo sentimiento de lujuria compulsiva llevada a límites inimaginables que experimenta el personaje. Tanto Fassbender que lleva el peso de la película sobre sus hombros, Mcqueen y Carey Mulligan – una actriz que transmite pureza y candidez- la salvan de lo que pudo haber sido, una pornografía con aires pretenciosos a arte, elevándola en cambio, a lugares insospechados.

Escena para no perderse: Todas.

Mi recomendación: Por su alto contenido sexual explícito, lenguaje y abuso de alcohol y drogas no ver en compañía de menores de edad.

Subscribe