OBSESIONES

Reseñas de cine con carácter crítico.




Una intensa hipocondría, incluso en el espectador más psicológicamente inmune es el resultado más certero que causará el visionado de este filme. Y es la misma razón por la que he retomado los anti-bacteriales de mano y compraré Forsitia en una tienda naturista tan pronto como pueda.
















Un virus letal se esparce alrededor del mundo en una proporción desmesurada, y tanto la Organización Mundial de la Salud como las autoridades gubernamentales de Estados Unidos – que sorpresivamente otra vez aparecen salvando al mundo (léase la ironía)-, se ven amenazadas ante la propagación de semejante invasor corpóreo que termina con la vida de millones de personas, causando una instantánea hemorragia cerebral, con síntomas muy parecidos a la influenza. De allí a que la histeria colectiva que se aprecia durante casi dos horas, cale con gran profundidad en la mente del espectador.


Y muy a diferencia de los blockbuster comunes en los que el apocalipsis se ve muy de cerca, -con abruptas y repetitivas secuencias de acción y naves explotando por doquier, alienígenas que secuestran el planeta tierra-, el carácter silencioso y casi traidor del virus que se nos presenta y que eleva de manera exponencial especulaciones y cuestionamientos de todo tipo: políticos, de salubridad, científicos y por supuesto, éticos, pondrá a trastabillar en su relación con otros seres humanos en el día a día, a más de uno.

Con sellos de éxito como la dirección de Steve Soderbergh, a quien reconocemos por su liderazgo en la dirección de actores colectiva y a gran escala que ha manejado desde las Ocean’s 11, 12 y 13, esta vez no da rodeos en demostrar que los actores de peso pueden ser más que simples nombres atractivos para el espectador. Por ello, a fin de superponer la historia como el ser superior, sacrifica el glamour de sus estrellas, mientras las convierte en seres con los que fácilmente nos podríamos identificar.

A pesar de que el complejo actoral es equilibrado, en cuanto a la pacificidad y profesionalismo que representan las actuaciones de estas estrellas en un thriller que sabe más a docudrama, el personaje que más llama la atención tanto por varias implicaciones moralistas, como por el elemento clave y postmoderno que introduce en la historia es representando por Jude Law, quien le da vida a un -por algunos momentos risible y otros excitante-, activista blogger con teorías conspiratorias acerca de la relación de la propagación de los virus y el beneficio que ello podría representar para las compañías farmacéuticas. Se recalca dualmente la importancia de los blogs sobre la masa y la reconocida fortaleza de los emporios mediáticos, y de cómo la información incorrecta, según palabras tomadas del mismo filme, puede llegar a ser más letal que una pandemia médica.


Puede que esta cinta contenga diálogos predecibles y una narración visual un tanto lenta que por momentos pueda perder de vista al espectador acostumbrado a narraciones trepidantes, y que decaiga en el ritmo después de la primera hora, pero se beneficia de tanto una dirección como de actuaciones naturalistas que lo logran establecer junto a fines ulteriores más artísticos que específicamente comerciales.

Cómo el virus se esparce de una manera alarmante, transmutándose de persona a persona, mientras científicos y burócratas buscan contener infructuosamente la situación, la manera casi absurda de la distribución de la vacuna para el mal, y explicaciones científicas donde el virus es un intruso meramente hostil en la propagación del mismo son factores que emergen para demostrarnos la espeluznante plausibilidad de su premisa, en tanto nos recuerda que los desastres se encuentran escondidos en las interacciones mundanas.

Un filme que contagia –afortunadamente no un virus letal-, sino una recalcitrante y perturbadora agonía proveniente de tanto sus personajes principales como de los secundarios, y que va in crescendo conforme que va avanzando el tiempo a través de la lente de Soderbergh.

Escena para no perderse: Absolutamente todas.

Mi recomendación: No se pierda de esta exquisita pieza de arte.

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